ACTUALIZACIÓN ENERO 2020: 47 RONIN HA CERRADO!

Ya os lo decimos siempre: para viajar al Asia más exótica no hay que salir de Madrid. Basta con elegir bien el restaurante, cerrar los ojos y dejarse llevar por los sabores y aromas de tierras lejanas que llenan nuestro plato. Nosotros, para aguantar el calor, llevamos haciéndolo todo el verano: La India, Tailandia, Vietnam, Filipinas, Indonesia… ¡Qué gozada dejar atrás el agobiante Madrid veraniego gracias al placer de comer para viajar cuanto más lejos mejor!

Por desgracia, más veces de las que nos gustaría, los sabores “exóticos” que nos traen estos restaurantes no tienen mucho que ver con los originales. Pero de vez en cuando aparecen propuestas en las que el mimo por lo auténtico es lo importante, en las que se preocupan del más mínimo detalle para teletransportarte de verdad a otro país. Es el caso de 47 Ronin, un paraíso para todos los amantes de Japón. Si sueñas con ir al país del sol naciente pero los sushis plastificados no te dicen ya nada, no te puedes perder esta propuesta en la que Borja Gracia, un auténtico enamorado de Japón -no por nada fundó la primera auténtica taberna japonesa (izakaya) de Madrid, Hattori Hanzo, de la que ya te hablamos en el blog- da rienda suelta a la cocina japonesa más sofisticada y creativa sin perder de vista las raíces de sus productos y técnicas culinarias.

 

 

47 Ronin es, más que un restaurante, un auténtico centro de innovación consagrado a los productos y a la gastronomía japonesa. Las claves de este nuevo espacio, situado en plena calle Jorge Juan (uno de los polos gastronómicos de Madrid), son tres: la mejor materia prima, la puesta en valor de las técnicas japonesas de cocina más tradicionales y la innovación constante. Partiendo de estas bases se ofrecen tres conceptos muy distintos, en tres partes diferenciadas del local: una barra -presidida por una impresionante réplica de un arce japonés- en la que probar cócteles de inspiración asiática diseñados por Diego Cabrera, tapas japonesas de vanguardia e incluso un menú degustación de platos en pequeño formato (por 45 €); un comedor en el que disfrutar de una carta y de tres menús degustación de alta cocina japonesa de mercado, y una isla con barra en la que 12 afortunados podrán apuntarse a un completo menú degustación con un espectacular showcooking en directo, viendo paso a paso, y con explicaciones incluidas, la preparación de cada uno de los platos. Por eso, hay que tener claro que dependiendo de la propuesta que se elija en 47 ronin la experiencia vivida será muy diferente: más exclusiva, más innovadora y didáctica o más informal y divertida.

 

 

Como podrás suponer, es difícil recomendar platos imprescindibles, porque la carta y menús de 47 Ronin cambian constantemente, siempre atentos a los productos disponibles en el mercado y a la aplicación de nuevas técnicas de cocina. Sea lo que sea lo que elijas, fliparás con la combinación de estupendas materias primas (casi todas marinas, claro está), preparaciones originales y presentaciones espectaculares. Ah, y tampoco hay que olvidar la estupenda bodega del restaurante, que con más de 200 referencias ofrece vinos exclusivos de pequeños productores (y, por supuesto, algunos de los mejores sake del mundo).

 

 

Por el momento, nosotros hemos probado la experiencia de la barra, en la que hemos podido probar algún que otro delicioso y original cóctel (muy recomendable por sabor y por espectacularidad, el ‘Ikemen’, con whisky, campari, alga konbu y pomelo rosa) y el menú degustación de barra (45 €), con el que saldrás más que satisfecho tanto por cantidad como por calidad y nivel de sorpresa.

Os contamos, como siempre, nuestra experiencia plato a plato.

– 47 RONIN, PLATO A PLATO –

Ostra natural Marennes Oleron con un toque al yuzu y sriracha

Una ostra servida en un vistoso recipiente con una espuma de yuzu y jengibre encurtido y con un toque al yuzu. Un entrante puramente marino en el que la espuma complementa muy bien, sin enmascarar el potente sabor de una ostra carnosa y de calidad.

Tostas crujientes de toro

Atún toro servido sobre una tosta de pan crujiente y acompañado con una reducción de chutney de mango, tomate rallado, germinados y nieve de licopeno (caroteno presente en el tomate). El contraste de sabores es muy curioso, aunque peca un poco de ocultar la textura y sabor del toro, un producto siempre espectacular aún tomado de la forma más sencilla.

Sashimi de lubina curada en bambú

Un sashimi de lubina (cortes crudos) curada en bambú con sal y pimienta de sichuan, y acompañada de una crema fría de coco y kumquat (naranja china) con anacardos, tomates y hierbas. De los mejores platos de la degustación, tanto por el saborazo de la lubina, potenciado por el curado, como por la sorprendente crema de coco, tanto por temperatura como por aroma.

Anguila ahumada

Trocitos de anguila ahumada servidos sobre brochazos de Whisky japonés Ibiki de 17 años, y acompañada de una granola de sésamo negro, frutos secos, tomillo y limón y sabayón de piparras. Un plato también espectacular. El sabor de la anguila siempre nos conquista, y el plus de técnica y originalidad le da una gran potencia al plato.

Vieira de Hokkaido con noodles soba

Se trata de una vieira marinada acompañada de los tradicionales noodles japoneses, con un laksa frío preparado con una base de cilantro y albahaca con pasta de Chile y un toque de wasabi. Sorprendente, aunque personalmente los soba los disfrutamos más calientes.

Canelón de cangrejo real de Hokkaido

Para Fabio quizás el mejor plato de la cena. La sabrosa carne del cangrejo se sirve dentro de un canelón acompañado con arroz salvaje inflado, gel de lima, una cremosa y riquísima bechamel preparada con un toque de coral de cangrejo y cardamomo, y velo de coco. Un plato nuevamente muy diferente, preparado con una técnica perfecta y una presentación intachable.

Caballa ahumada en roble

Caballa ahumada servida con un falso risotto (preparado con sémola de trigo) de plancton, yuzu y mantequilla de alga japonesa. Otra buena propuesta, aunque en este caso nos faltó algo de intensidad marina en el risotto, que quizás necesitaba un toque extra de algas.

Helado de frutos rojos con crumble de chocolate, te matcha y yuzu

Probamos una atrevida combinación de texturas y sabores con helado de frutos rojos, crumble de chocolate y te matcha con una base de praliné y esféricos de yuzu, que estaba completamente a la altura como broche para una cena redonda.

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