Llámalo ‘gusanillo’; llámalo calambre, llámalo “explota, explótame, expló” -que cantaba Raffaella Carrá-. Lo nuestro con Elektra (Chamberí) fue amor al primer calambre. Por fin un restaurante (bonítísimo, por cierto) de cocina sana (con opciones para veganos y vegetarianos) nos disparaba al corazón con una propuesta original, divertida y, lo más importante, deliciosa (del tipo de “cierro los ojos del gustete“). Querido eat&lover, convoca a tus papilas gustativas porque tienes una cita con un festín de sabores. Los remordimientos de conciencia no están invitados, ni se los espera ; ) ¡Vamos!

 

 

Elektra fue el sueño de Chiky Martínez de la Puente, una apasionada de la decoración que un día imaginó su restaurante perfecto y lo visualizó como un lugar agradable (elevado al cubo), coqueto y, lo más importante, con una carta de cocina absolutamente deliciosa y, sí, sana (aquí puso su granito de arena la hija de Chiki, vegetariana convencida). El sueño se hizo realidad gracias al apoyo incondicional de sus dos socios, Luis Iborra y Flor Esteban y, el arte de su chef, Emilio Salas, ideólogo de una carta que ha conseguido que la cocina sana pase de hacernos bostezar a hacernos los ojos chiribitas.

 

 

¿Y cómo es la carta de Elektra? La propuesta de Emilio se apoya en productos sobresalientes “muy eat&love” (carne de La Finca, salmón salvaje y bacalao de Alaska, pan de Madre hizo Pan…), siempre frescos y estacionales y, cuando se puede, de proximidad. Todos se elaboran de arriba a abajo en las cocina de Elektra (nada de guarri-preparados, muy típicos en restauración), con mucho amore y sin trampas. La carta, bastante cosmopolita, propone un batiburrillo de platos con influencias de todo el mundo (nacional, italiana, oriental…). Entre sus páginas vas a encontrar muchas opciones veganas y vegetarianas, pero también platos con carne (podríamos decir que Elektra es un “sí-pero-no-vegetariano” o, como se dice ahora, un flexitariano). Vete preparando para sufrir porque vas a tener que elegir entre platos tan pintones como su pakoras de judías verdes de Kenia y salicornia con tzatziki y mango lassi (sorprendente y delicioso); su pizza bianca de frutos rojos con crema agria y jamón ibérico, su risotto thai, su sashimi de salmón salvaje de Alaska o su lasagna de boloñesa de buey.

 

 

Pero la cosa no acaba ahí: Elektra también tiene una cuidada carta de vinos con opciones ecológicas y veganas y una súper popular carta de brunch para los domingos que ha hecho correr “ríos de Instagram” (tienes dos opciones, una por 19 € y otra por 29 €). Su carta de desayunos y meriendas (que incluye bowls de frutas, zumos y batidos naturales y tostas de las de “aquí te pillo, aquí te Instagram”, además de un estupendo café ecológico y de comercio justo) también merece una visita.

 

RESERVA EN ELEKTRA

 

¿Ganas de más? Te lo contamos todo, como siempre, “con platos y señales”.

 

– ELEKTRA, PLATO A PLATO –

Pakoras de judías verdes de Kenia y salicornia

Si te habías dejado tentar por la falsa impresión de que Elektra era otro local cuqui de moda en el que te iban a servir tartar de atún, este primer plato -original a más no poder- te va a dejar muy clarito que en Elektra no se baila la rumba (“ya tu sabe”, jeje). Aunque está frito, es un plato ligerito, original y muy sabroso: combina judías verdes de Kenia -más finas, largas y suaves que las judías normales- y salicornia, con su saborazo marino. Se cocinan fritas en harina de garbanzos al estilo indio y se acompañan de tzatziki (crema de yogur, menta y pepino) y un lassi de mango adictivo a más no poder. ¿Alguien se anima a hacer un snack de esto? ¡Porfi! ¿Sí? : )

 

‘Nem-cuon’ de vieira y gamba

Si el primer plato ya nos dejó flasheados, este segundo no se queda atrás. Mira que no somos muy fans de los rollitos vitnamitas (que en la mayoría de sitios no son más que una fritangada sin sabor comprada a algún proveedor), pero esto, esto es otra cosa, mariposa. Los nem-cuon -como los clásicos, pero de arroz y fríos- de vieira, gambas y arroz basmati de Emilio son una maravilla. Se sirven sobre guacamole y se acompañan con chutney de naranja amarga. Un plato fresquito y ligero, pero delicioso. Te vas a acordar de ellos. Eso ya lo dice todo ; )

 

‘Sashimi’ de salmón salvaje de Alaska

Seguimos abonados a los platos ligeritos memorables con este glorioso sashimi de salmón salvaje de Alaska con soja cítrica, crema tártara y huevas de trucha. La textura grasa y el intenso sabor del pescado destacaban en el plato, que se equilibraba con el toque cítrico de la salsa de soja y el potente toque de encurtidos de la salsa tártara. Otro 10 para Elektra : )

 

‘Lasagna’ de ‘bolognesa’ de buey

Llegar al cuarto plato bien comido y con sitio para una lasaña de buey puede parecer una contradicción, pero en Elektra no lo es: la buena cocina, ya te lo decía tu abuela, alimenta, pero no empacha. No nos podíamos quedar sin compartir contigo esta épica lasaña, elaborada con buey de La Finca y sobrasada, queso pecorino y miel de caña. Y es que Elektra, ya te lo dijimos, no es un restaurante “sano” al uso: aquí también hay sección de carnes -hechas, eso sí, siempre con cariño e ingredientes de primera división-. Un plato con mucho sabor a casa, reconfortante y delicioso.

 

Postres: Tarta de queso con ‘toffee’ salado / Bombones en ‘mousse’ de chocolate blanco y negro

El final en Elektra tenía que ser feliz, y lo es. Entre sus postres (caseros) vas a encontrar una tarta de queso contundente y cremosita con un original toque de crema de toffee salado: un postre viciosillo perfecto para los queseros. Además, nosotros también probamos unos bombones preparados con un toque de cardamomo y servidos sobre una crema de yuzu, que Susana (chocolatera empedernida) devoró como si no hubiera un mañana. Algo tendrían, ¿no?

Y con esto y un bizcocho nos despedimos hasta el siguiente post,

Con cariño,

Susana & Fabio

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