Para qué lo vamos a negar: somos ‘rarunos’ y, sí, nos gusta lo raro. Porque raro es sinónimo de singularidad, aventura y, en definitiva, diversión. Y nosotros, querido amigo, somos así, experimentadores natos: allá que se cuece algo extraño, allá que vamos hipnotizados como los ratones del flautista de Hamelín. Por eso, cuando un día tropezamos casualmente con lo nuevo de los chicos de El Perro y la Galleta, Raro Rare -en pleno Tribunal-, quedamos cautivados al instante. ¿De qué iba ese local decorado con objetos extravagantes cual atrezzo de un chamán? ¿qué se comía allí? Hoy compartimos contigo nuestra experiencia en Raro Rare, un local con un concepto gastronómico basado en la cocina raw (cruda) que ha demostrado que se puede tener un local ‘cuqui’ y comer bien a un precio razonable. ¿Nos vamos?
Raro Rare es lo nuevo de Carlos Moreno Fontaneda (sí, de los Fontaneda creadores de las galletas que engullías de niño a dos carrillos), también propietario de los conocidos restaurantes El Perro y la Galleta y el Bar Galleta. Como en estos dos conceptos, Raro Rare (situado en un punto estratégico en la calle Barceló, justo entre Malasaña y Alonso Martínez) apuesta por un espacio marcado por una línea de interiorismo muy femenina y con toques vintage, en la que la extravagancia juega un papel fundamental. Y es que las paredes de Raro Rare están llenas de objetos curiosos, expuestos en sus paredes cuál gabinete de curiosidades del siglo XIX (y que, de hecho, pertenecen en gran parte a una colección de objetos raros del propio tío de Carlos).
Pero Raro Rare es mucho más que un pretexto para una decoración más que singular. El naming del restaurante también señala a su particular propuesta gastronómica, centrada en la cocina raw (rare significa poco hecho en inglés). Y es que la carta de Raro Rare está llena de propuestas crudas y semicrudas (como su tartar de dorada con sofrito de hinojo y espárrago o el carpaccio de boletus, stracciatella y crujiente de jamón) muy en la línea de los raw bars tan de moda últimamente. Entre sus platos, cómo no, también encontrarás opciones extravagantes e inesperadas (como su atrevido plato de crestas de gallo rebozadas con polenta, quicos y palomitas).
¿Te mueres de ganas por saber más? Te contamos, como siempre, nuestra experiencia con “platos y señales”. ¡Vámonos!
– RARO RARE PLATO A PLATO –
Lubitarta: tartar de dorada con sofrito sobre galletas de arroz
Un tartar que se sale de lo clásico, ya no solo por el pescado utilizado (una jugosa y sabrosa dorada), sino por la combinación de ingredientes y texturas, muy resultona: el crujiente de las galletas de arroz, el umami del sofrito con hinojo y espárragos y el toque marino de las huevas… ¡mmm!
Vegapica: falsos callos vegetarianos
Un interesante trampantojo (no solo visual, sino también a nivel de textura) en el que se juega con un aparente plato de callos con curry rojo en el que los callos están simulados con seta oreja de madera (de textura algo cartilaginosa y con aspecto de trocitos de estómago). Además, la salsa, sabrosa e intensa, está para mojar pan. ¡Un plato para recordar!
Shortribe: corte de ternera a baja de temperatura con polenta
Un contundente plato de costillas de ternera cocinadas a baja temperatura, con una textura suave y jugosa y un sabor potente que la salsa de asado intensifica aún más. La carne se sirve con una cremosa y viciosa polenta y tiras de pan de maíz. Un plato con sabor a casa que no defrauda.
Postre: Arena de chocolate
Por ahora los postres son el punto débil de Raro Rare (aún están experimentando y no tienen carta). Suelen poner un postre del día propuesto por ellos, en este caso una rica arena de chocolate con espuma de chocolate blanco, menta y fresas. Bien.
Y con esto y un bizcocho, nos despedimos hasta la semana que viene.
Con cariño,
Susana & Fabio
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