Asturias, ¡ay Asturias! Es mentar su nombre y empezar a soñar con paraísos de montañas verdes, pueblitos costeros, playas del Cantábrico, sidrinas y, sí, cachopo (confiesa que fue lo primero que pensaste, ¡llambón!). Y es que algo tiene la patria de Pelayo que engatusa, presta y, en resumidas cuentas, vuelve locos a los habitantes de los Madriles. Si tú también eres un culo inquieto de primera división (como el Sporting de Xixón, ejem) seguro que si te hablamos de Ribadesella, Cudillero, la ruta del Cares, Covandonga o la senda del Oso (descanse en paz, querida Tola) ya te lo sabes todo. Y, sin embargo, nos jugamos el postre a que no conoces el Parque de Redes. Hoy te proponemos una escapada a la Asturias más insospechada, la que brota en la cuenca alta del Nalón, entre lagos, ríos y cataratas. Allí, en el encantador Caleao, se esconde Tierra del Agua: un delicioso e instagramizable hotelito rural de aires nórdicos y alma 100% asturiana en el que vas a olvidarte del mundo. Literalmente. ¿Hacemos las maletas?

 

El paisaje industrial de cuenca minera no anticipa lo que va a venir después. La magia se produce de pronto, al pasar Pola de Lena: las chimeneas y sus columnas de humo se transforman de repente en árboles centenarios; aparecen los primeros lagos y riachuelos y se otean en el horizonte pequeños pueblinos, de esos en los que los paisanos departen en el bar y el Feisbuk y el wasá son inventos extraterrestres. Pierdes la cobertura: sólo una compañía la tiene en la mayor parte del Parque de Redes. Tu teléfono es de pronto un ladrillo feo e inútil al que ya no llega ningún mensaje (paz). Pones en la radio una de Melendi (¡porque Asturias es mi patriaaaa!). Abres la ventana, sacas la mano y sonríes tontamente. Eres feliz.

El Parque de Redes (catalogado como reserva de la biosfera por la UNESCO en 2001) es uno de los tesoros verdes menos conocidos de Asturias (¡casi nos duele desvelar el secreto!). En sus 377 km2 vas a poder perderte en paisajes verdes (o, si viajas en la estación fría, probablemente blancos), solitarios y mágicos. Pero también vas a poder chuparte los dedos comiendo (¡evidentemente!) y relajarte en el encantador Tierra del Agua, en Caleao: un hotelito con spa muy singular que es, posiblemente uno de los más especiales de Asturias. Sigue leyendo, ¡que tenemos mucho que contarte!

 

Ver&Love – qué ver y hacer en el Parque de Redes

Camina hasta la mágica cascada del Tabayón del Mongallu

Nuestra escapada al Parque de Redes empieza con esta ruta-aperitivo, una de las más bonitas y sencillas -son sólo 11 km en total- que puedes hacer por la zona (nosotros la hicimos con todo nevado y absolutamente solos: ¡maravilla!). Para comenzarla, acércate al pueblo de Tarna (un poco sin más: fue destruido en la guerra civil y reconstruido después). De la pista que va al cementerio del pueblo sale un sendero que llega hasta esta bonita catarata de 60 metros de altura. Atravesarás prados punteados con cabañas de pastores, impresionantes bosques de hayedos e imponentes robles centenarios y, cómo no, mil riachuelillos (¡estás en la “tierra del agua”!).

 

Emociónate descubriendo la ruta de los Arrudos

La ruta del desfiladero de Los Arrudos es el mayor tesoro del Parque de Redes. Casi 23 kilómetros de desfiladeros, ríos, cataratas y lagos: Asturias en estado líquido, salvaje y tan bonita que marea. Si te alojas en Tierra del Agua, lo tienes fácil: puedes comenzarla directamente desde el pueblo (Caleao). Si eres un mortal de a pie como nosotros te recomendamos que subas hasta la majada del Roxecu y des la vuelta (son unos 8 km ida y otros tantos vuelta); si eres Tarzán de los monos y te va la marcha puedes dar el do de pecho y hacer la ruta circular completa: sea como sea, te vas a enamorar. La ruta -que sale de la Ermita de San Antonio Abad- transcurre siempre al lado del río, primero entre praos y cabañas y después a través de un escarpado desfiladero que te llevará hasta el valle del Roxecu. Nosotros claudicamos aquí, desafiados por los elementos (niebla, nieve, viento… ¡brrr!), pero nos han chivado que merece la pena llegar al menos hasta el lago glaciar Ubales.

 

Recorre la Ruta del Alba

La Ruta del Alba es una de las más populares de toda Asturias. Nosotros no pudimos hacerla, pero cuentan que sus bonitas cascadas y a su desfiladero de roca caliza quitan el hipo. Si te animas puedes empezar desde el bello pueblo de Soto de Agues. En total son 14 kilómetros ida y vuelta. ¡Para una fabadina sin remordimientos de conciencia llega!

 

Descubre el Parque de Redes en coche

Si el cachopín (nótese la ironía) que te has zampado da coletazos en tu estómago y no estás para trotes, te proponemos una ruta en coche por el Parque de Redes y los pueblos de la zona.

Además de Caleao (aquí puedes hacer una pequeña ruta del agua por el pueblo para descubrir fuentes, lavaderos…), merecen la pena Soto de Agues (por sus hórreos y casonas antiguas típicas), Tanes (con sus vistas del embalse y la colegiata), el Centro de Recepción e Interpretación de Redes en Campo de Caso o el museo de la Casa del Agua de Ríoseco (muy chulo si vas con niños). También puedes visitar varias aldeucas como La Felguerina, Prieres, Bueres o Ladines que encontrarás por todo el valle colgando en las laderas: ¡tus fotos van a quedar preciosas!

En coche también puedes subir al puerto de Tarna (verás bonitos hayedos por el camino y, desde arriba, las vistas sobre León) y hacer una parada para admirar el tramo en el que el río Nalón circula bajo tierra en la cueva del Deboyu.

Si eres un foodie declarado, no olvides parar a hacer las compras-disfrutonas de rigor: en el Parque de Redes toca llevarse a casa el potente queso Casín, típico de la zona (puedes hacer una visita guiada a alguna quesería). Y, si lo tuyo es la moda, unas tradicionales madreñas, el calzado asturiano típico que aún se fabrica aquí (puedes pasarte por un taller tradicional de madreñas en los pueblos de Pendones o de Veneros para ver cómo se elaboran en directo).

 

Duerme en una cabaña de pastores y aprende a fotografiar la fauna salvaje del Parque de Redes con José Díaz

Has caminado durante horas entre bosques y lo más parecido a vida animal que has visto ha sido una lagartija: ¿dónde se esconden los corzos, los venados o incluso los osos y los lobos?, te preguntas tú. José Díaz -fotógrafo y guía personal del Parque de Redes– lo sabe muy bien. Este hombre con alma de poeta y filósofo se pasó más de 3 meses en pleno contacto con la naturaleza en una cabaña de pastores en el Parque de Redes. Te cuenta su experiencia en el imperdible Cien días de Soledad, un libro de fotografía en el que suelta carrete para su gran pasión, la fotografía de fauna salvaje (atención, porque la experiencia también te la va a contar en formato peli: ¡está a punto de estrenarse!). Ahora José ha lanzado un proyecto –Redes de Ensueño– en el que, entre otras cosas, te invita a alojarte en su cabaña, compartir un hueco junto al fuego y salir con él bajo la luz de la luna llena a seguir rastros y fotografiar la fauna del Parque de Redes. La aventura no puede ser más prometedora. ¿Te apuntas y nos pones los dientes largos?

 

Comer&Love – Dónde comer (y amar) en el Parque de Redes

La mejor motivación de un disfrutón para hacer una buena caminata, ya se sabe, es el festín que le espera al final del camino. Y cuando ese festín augura contundentes delicias de cocina asturiana, ya ni digamos: ¡pies, para qué os quiero! El Parque de Redes no sólo es un paraíso verde, también es un pequeño paraíso foodie. Te chivamos cuáles son nuestros restaurantes favoritos en la zona, modernos y de “toda la vida de Dios”. ¿Todavía no rugen las tripas? Espera y verás ; )

 

 

Gotta (Tierra del Agua): el del hotel (molón)

El restaurante Gotta, en Tierra del Agua se ha convertido en uno de los favoritos de los disfrutones de la zona gracias a sus propuestas creativas preparadas con ingredientes de la tierra y servidas en un comedor de diseño nórdico con unas vistas de cine. La carta original (la que nosotros conocimos) fue diseñada por el chef Manuel Espiña, ahora jubilado. En ella encontramos platos como buñuelos de queso Casín con arándanos silvestres (muy originales y súper ricos), crujiente de gochu asturcelta, bimi, brotes, pensamientos y teja de sidra o su hamburguesa de vaca casina con foie, tortu de maíz y cebolla caramelizada. ¡Mmm!

 

La Marquesina del Alba: el favorito de los ‘modernos’

Algo tiene la Marquesina del Alba que nos hizo tilín desde que cruzamos su puerta: su decoración, a medio camino entre el bar de pueblo de siempre y el bar chic de ahora; su ambiente animado a más no poder y rendido a la música y (lo mejor) la sonrisa sincera y de oreja a oreja de sus dos propietarios, Laura Riestra y David Morei. Esta pareja de emprendedores-soñadores tenía muy claro que quería “abrir un restaurante [auténtico y molón] en un pueblo”. Y vaya que si lo hicieron. La Marquesina del Alba se ha convertido en epicentro de Rioseco y lugar de peregrinaje cada fin de semana de los urbanitas enamorados de la música, el vermú y el genuino sabor del rural. Su terraza, siempre animada (suelen organizar conciertos de pequeñas bandas alternativas) es un imán infalible, pero también lo es su carta. En ella (va cambiando cada semana para adaptarse al producto de temporada) vas a encontrar desde elaboraciones más tradicionales (verdinas con marisco, croquetas de compango, cebollas rellenas de carrillera…) a productos artesanos de la zona (cecina casina, quesos…) y platos con influencia mediterránea e internacional (su pizza caprese reinventada con producto de proximidad o una tremenda hamburguesa de venado con queso vidiago que está para chuparse los dedos). De postre, deja sitio para los pasteles de nata de Laura (reinventados a la asturiana): los mejores que hemos probado jamás (y, sí, en Portugal engullimos unos cuantos). ¡Amén!

 

Taberna La Campa: cocina de la zona con un toque especial

Te proponemos ahora una taberna-restaurante con platos “de toda la vida de Dios” con un toque algo diferente en Campo de Caso: taberna La Campa. En este sencillo local vas a encontrar una carta de platos preparados con honestidad y buen producto local a un precio estupendo: tienen menú de fin de semana a 15 €. Entre las opciones, suele haber pimientos rellenos de picadillo, cachopines de gochu, buen cabrito, chuletón deshuesado, fabes, algo de caza y postres originales como la tarta de queso casín… Llena de solo leerlo, ¿no?

 

Casa Juanín: el de los fans de la caza

Si pasas por el Parque de Redes en temporada de caza vas a poder chuparte los dedos con la cocina contundente y sin moderneces de Casa Juanín. Ahí, en un local con apariencia de bareto de pueblo de toda la vida vas a poder engullir unas fabes con jabalí o un picadillo de venado (entre otros) épicos, según dicen. Ve programando la caminata de antes, porque la vas a necesitar ?

 

La Encruceyada: el ‘sin pretensiones’

A la entrada de Caleao, en una casa aislada en un cruce de caminos, está La Encruceyada. Su aparcamiento siempre está hasta la bandera y por algo será. La oferta aquí es 100% casera y asturiana: fabada, picadillo, callos, cabrito… y unas manitas de cerdo rellenas para chuparse los dedos.

 

Casa Zulima: el de la ‘güela’

Casa Zulima es otra buena opción de comida casera en Caleao. No pudimos probarlo al estar cerrado por vacaciones, pero todos hablan genial de sus platos caseros y reconfortantes hechos siempre con amore (fabada, cachopo, huevos de la casa con picadillo…).

 

Dormir&Love – Tierra del Agua

 

Encaramado en lo alto del bonitísimo Caleao, con unas preciosas vistas a la imponente montaña asturiana, te espera Tierra del Agua. Llegar hasta aquí va a hacer sudar la gota gorda a tu embrague (prepárate para subir por empinadísimas y estrechas cuestas de aldea) y al alma cándida que conduzca el coche, pero merece la pena. Este bello y coqueto hotel rural de diseño, que se define como “centro de ecoturismo”, te va a arropar con todo su calor hygge (palabra danesa de moda que viene a significar algo así como “acogedor y gustoso“) y su alma nórdica. Su terraza panorámica con vistas, su pequeño spa con servicio de masaje y ayurveda o su restaurante (Gotta) de cocina asturiana tradicional creativa son sólo algunas de las sorpresas que te esperan en Tierra del Agua. Sigue leyendo, que te lo contamos todo : )

 

Las habitaciones

Tierra del Agua enamora nada más llegar con su terraza optimista repleta de sillas de colores alegres que le ponen al mal tiempo asturiano buena cara. El hotel es en realidad un complejo de edificios diseñados en el estilo tradicional de la zona (típicas casinas de piedra del rural asturiano) con una vuelta de tuerca escandinava y minimalista: un tándem perfecto, ¡nos encanta como Tierra del Agua se integra en la aldea de Caleao! Las habitaciones son en realidad apartamentos, todos decorados en un estilo nórdico y minimalista bastante sobrio (un poco más de hygge no les vendría mal), pero igualmente cuidado y muy agradable. Si viajas en pareja la tuya es la Junior Suite (desde 79€ la noche): la hay de dos tipos, la “Terraza” y la “Mirador”, ambas con cocina y sofá cama, por si queréis venir con 2 personas más. Las que merecen la pena son las “Mirador”, con el tejado abuhardillado y luminosos ventanales, las “Terraza” no tienen ventanas en la parte de atrás dónde está la cama y pueden resultarte un poco claustrofóbicas. Además, si viajas en grupo o en familia, puedes alojarte en su ‘Family Suite‘ desde 129€ la noche (máximo 6 personas, 4 en sofá cama) o en la ‘Home‘ desde 149€ (máximo 6 personas, dos en sofá cama). Todos los precios incluyen el desayuno (tipo buffet) en el restaurante Gotta.

 

 

El comer y el amar en Tierra del Agua

En Tierra del Agua saben conjugar el “comer” y el “amar” que tanto nos gusta a los disfrutones de cine. La experiencia gastro empieza en su restaurante Gotta -del que ya te hablamos arriba- con una carta de cocina tradicional asturiana con toques creativos y se expande hasta el bosque y la montaña: si el tiempo sonríe, los fines de semana el estupendo equipo del hotel suele organizar banquetes al aire libre en medio del bosque o en una romántica cabaña con interiorismo nórdico en plena montaña asturiana (nos han chivado que, de cuando en cuando, se la alquilan a algún afortunado/a, ¡quien pudiera!). La filosofía siempre es la misma: caminata y final feliz con un festín a base de reconfortantes platos tradicionales (a veces con twist internacionales) elaborados siempre con amor de guelita asturiana e ingredientes de proximidad.

 

El ‘spa’ y la bañera nórdica

El agua en Tierra del Agua no es sólo sinónimo de los bellos lagos, ríos y cataratas que salpican el Parque de Redes: también lo es de relax. El hotel tiene un mini spa muy elegante y coqueto con una sauna finlandesa con vistas panorámicas, ducha de hidroterapia y baño turco. No te podemos contar mucho de ello porque el spa estaba cerrado por avería cuando estuvimos allí (sniff): si quieres disfrutarlo por nosotros tienes que saber que sólo se puede utilizar en formato de circuito privado. El precio es de 20€ por persona si estás alojado -y 25€ si no lo estás- por 50 minutos. Siguiendo con el elemento líquido, Tierra del Agua también tiene una preciosa bañera nórdica al aire libre (cerrada también en nuestra visita, ¡ay!) en la que podrás chapotear a gusto y calentito mientras contemplas la espectacular puesta de sol en la montaña. Además, en el spa también se dan unos estupendos masajes y se aplican tratamientos de ayurveda. ¡Maravilla!

MAPA PARQUE DE REDES

 

Y, con esto y un bizcocho, nos despedimos hasta nuestra próxima escapada : ) No dejes de contarnos qué tal tu experiencia en el Parque de Redes (si te animas a ir).

Con cariño,

Susana & Fabio

 

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