En ocasiones los desastres pasan a la memoria como experiencias maravillosas. Nuestra cena en Blanca 6 (Alonso Martinez) fue una de esas. Elegimos este local tras un concienzudo estudio por mi parte: quería encontrar el restaurante ideal para una cena de chicas de esas que prometen ser memorables (¡lo fue!).
Blanca 6 nos conquistó por su precio (menos de 20€), su incuestionable encanto y la tremenda pinta de sus platos. Y aunque el servicio tuvo la noche torcida (Chicote habría puesto el grito en el cielo) la nuestra fue inolvidable: salimos contentas y repetiríamos. Y es que, cuando uno cena en compañía de la gente que quiere, ¿qué puede salir mal?
Todo el mundo puede tener un día (o una noche) malo y a los chicos del Blanca 6 les tocó precisamente durante nuestra primera visita (vaya por Dios). Nuestro camarero nos recibió y nos despidió con un rictus más bien hosco, los segundos llegaron antes que los primeros (usease, el wok y el tartar de salmón antes que los nachos con guacamole), nos tuvimos que servir personalmente el vino, colocar los platos y, para rematar, el coulant y la tarta del postre llegaron ‘reventados’.
Los últimos son detallitos: no somos ningunas pijas y no vamos a hacer ascos a una tarta (impresionante, por otra parte) porque esté un poco chafada. Pero la atención en un local es fundamental y a nadie le gusta que le atiendan de forma grosera. Mucho menos cuando ha reservado mesa con tres semanas de antelación y lleva desde entonces contando las lunas que quedan hasta el gran momento. Un restaurante no sólo es un sitio en el que nos echan de comer, sin más, es un conjunto de experiencias y cada detalle cuenta. La propuesta de Blanca 6 es fantástica (pocos sitios mejores vais a encontrar por menos de 20€ cabeza, ¡con vino y postre!), pero estas cositas la echan a perder. Ojalá haya sido sólo una mala noche (estamos seguros de que sí) y en nuestra próxima visita os podamos contar otra cosa.
Y después de la regañina (desde el cariño y el respeto por el trabajo ajeno), vamos a lo que nos importa: ¡los platos!
– BLANCA 6, PLATO A PLATO –
El Blanca 6 es un local ideal para cenas de chicas: la mayoría de los platos son ligeros y todos están estupendamente presentados. Nosotras pedimos cinco y los compartimos acompañados de más de una botella de vino blanco de Rueda (no nos dieron demasiadas opciones para elegir).
Empezamos con este wok de pollo y verduritas con salsa de soja (según la carta, ‘al estilo thailandés’: hubiesemos preferido un pad thai, mucho más sugerente y original). Estaba rico.
Este plato de pollo con curry acompañado de arroz está tan bueno como parece, aunque quizás la salsa habría estado mejor con un toque algo más dulce. En cualquier caso, acierto.
Tartar de salmón con aguacate y wasabi: ligero y buenísimo, uno de los aciertos de la noche.
Ya nos habían advertido que la hamburguesa con mayonesa de curry y cebolla caramelizada de Blanca 6 era una maravilla y tenemos que admitirlo: estaba buenísima. La carne de ternera tierna, en su punto. El pan venía calentito y estaba un poco crujiente. La mayonesa quizás se notaba poco, pero en cualquier caso la devoramos: ¡deliciosa!
Los nachos con guacamole llegaron los últimos (¿?), pero la salsa estaba estupenda: volaron.
No podíamos irnos sin probar los postres. Los que nos leeis ya sabéis que uno de nuestros lemas es que siempre hay que dejar sitio para el postre. En este caso fue un acierto: nos llevamos una increíble sorpresa con la tarta de queso con frutos del bosque. Estaba impresionante: suave, cremosa, dulce sin empalagar… ¡mmm! Quizás lo mejor de la cena.
El volcán de chocolate llegó a la mesa ya en erupción, pero tampoco nos decepcionó. Eso sí, solo apto para groupies del chocolate a riesgo de morir por atracón y / o empacho dulcero.
Nosotras pusimos el broche final tomándonos las uvas (sí, sí las de Nochevieja) en la mesa ante el estupor del resto de comensales y de alguno de los camareros (uno de ellos se ofreció, este sí muy simpático, a tirarnos unas cuantas fotos).
Fue una noche inolvidable ?
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