Hay sitios de esos que son perfectos para dejarse ‘ser’, sin más: reír a carcajada limpia (y que a nadie le importe), beber cerveza a morro, limpiarse la boca con la mano (a lo zafio), levantarse, sentarse, volverse a levantar, jugar a la guerra con migas de pan. Celso y Manolo (C/ Libertad, 1 -metro Chueca-) es uno de ellos. Allí, entre vermú y vermú, apretujados en sus diminutas mesas de bareto, inmersos en el trajín de su (grandiosa) barra e imbuidos de su ambiente a medio camino entre lo castizo y lo moderno, fuimos tontos y felices. Y (por cierto), comimos de maravilla, a base de tapitas clásicas con un punto creativo y unos productos excelentes.
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Celso y Manolo no es el típico local “hipster” (aunque tenga un cierto regustillo moderno, que a nosotros nos encanta). Esta neotasca es la heredera de la antigua y mítica taberna Argüelles, uno de los bares más emblemáticos del barrio de Chueca, fundada en 1971 por los hermanos Celso y Manolo, que tras su barra sirvieron vermús, cañas y pinchos de tortilla durante casi medio siglo. Pero el tiempo pasa para todos y también lo hizo para los dos hermanos y su taberna, que decidieron que había llegado el momento de pasar el testigo. Una misión para la que confiaron en el talento creativo y gastronómico de Carlos y Lucía Zamora, que habían restaurado con éxito la vecina La Carmencita, una de las tabernas con más historia de Madrid. El fin de la historia, ya lo conocéis: nacía así ‘Celso y Manolo’ (rebautizado en honor a sus primeros dueños), una taberna neocastiza que se presenta con una propuesta gastronómica de raciones tradicionales con toques contemporáneos, también basada en productos de primera como La Carmencita, pero con un enfoque mucho más informal.
De Celso y Manolo nos ha enamorado su ambiente desenfadado, pícaro y divertido, que se pega a la piel nada más cruzar la puerta. La barra (la estrella del local, de mármol tricolor) siempre está llena de corrillos, actividad y risas: un buen rollo, en definitiva, que invita a sentarse en sus taburetes vivir y gozar al ritmo de una caña, dos, tres… o las que caigan. Las mesas, apretujadas y diminutas, son poco recomendables para grupos grandes y no van a gustar a quienes rehuyen el contacto físico (el local es muy pequeño), pero tienen cierto encanto bohemio que a nosotros nos conquistó.
¿Y la carta? Muy amplia, se presenta en una vistosa hoja-sábana (haciendo un guiño a la prensa de los años de la Taberna Argüelles), se centra principalmente en raciones y tapas de raíces tradicionales preparadas con una materia prima de gran calidad, proveniente en su mayor parte de pequeños productores ecológicos y artesanos. Clásicas empanadillas de atún, míticos bocadillos como el pepito de ternera o el de calamares, rabas de calamares de Santander, ensaladilla rusa, arroces, buenas conservas, ensaladas con productos de la huerta, pescados y carnes de primera… En su carta encontrarás sobre todo grandes clásicos de nuestra gastronomía y buenos productos casi sin tratar, todos ellos con un toque especial y preparados con mucho cariño.
Como siempre, te lo contamos todo, plato a plato.
– CELSO Y MANOLO, PLATO A PLATO –
Ensaladilla rusa de ventresca
Servida con piñones y tomate seco, es una clásica ensaladilla, llena de sabor, untuosa y preparada con ingredientes frescos perfectamente ligados. Uno de los aciertos seguros de la carta de Celso y Manolo. ¡Nos encantó!
Chuletón de tomate de huesca con 6 cosas ricas
Un jugoso y enorme tomate ecológico, de esos que saben a tomate, cortado en rodajas gruesas y aliñado con aguacate, papaya, mango, cebolla roja, tomate seco, cilantro, y aceite de oliva ecológico. Un plato fresco y sencillo, pero sorprendente y lleno de sabor, que quizás sea de lo mejor de la carta.
Atún rojo a la plancha con foie
Un taco de atún jugoso y de primera calidad, que servido así, sin más, con unas simples lasquitas de sal ya está delicioso, y que unido a una porción de delicioso foie gras fresco, también a la plancha, va a hacer las delicias de quienes saben apreciar un buen bocado ; )
Taquitos de chuletón
Aquí la carne es de primera y viene con denominación de origen: estos taquitos son de chuletón madurado de vaca frisona cántabra, y están realmente tiernos y llenos de sabor (quizás el único problema es que la ración se queda un poco escasa). Aunque en la carta indica que vienen acompañados de patatas rejilla, nos los sirvieron con una especie de pastel de patatas y bechamel muy sabroso.
Crema catalana & Frixuelo con manzana
En los postres, Celso y Manolo vuelve a las propuestas más tradicionales y caseras de la gastronomía española. Esta crema catalana con su costrita requemada, consistente y cremosa, te hará rebañar la cazuelita en la que la sirven hasta el final. El frixuelo, similar a la filloa gallega, en Celso y Manolo lo sirven relleno de manzana. Aunque está rico, no fue el plato que más nos sorprendió.
¿Y tú? ¿Has estado en Celso y Manolo? ¿Qué opinas? ¿Qué otros baretos castizos te gustan? Comparte con nosotros tus opiniones en los comentarios ?
Un abrazo y hasta la semana que viene,
Fabio & Susana
Somos Susana y Fabio, foodies empedernidos, viajeros y diseñadores de experiencias gastro (eat & love studio). Te recomendamos los mejores locales de Madrid. ¿Te apuntas a comer y amar con nosotros?
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