¡Ah, los 80! Quienes alguna vez vistieron una hombrera hablan de ellos como de una gran noche de juerga colorista, rebelde y divertida a más no poder; quiénes no, hemos nacido sintiendo que nos perdimos el fiestón de nuestras vidas (ays!). Suerte o desgracia, aún no se ha inventado la máquina del tiempo que nos devuelva a la época de la movida, pero tenemos una buena noticia para ti: vamos a llevarte a un lugar en el que vas a poder pegarle un bocado (literal) a la década más cachonda de nuestra historia patria. No te prometemos que vayas a mover las caderas como Michael Jackson, pero sí que lo vas a gozar. ¿Nos vamos a comer (y amar) a Los Chicos y las Chicas y los maniquís? ¡Yeah!
Los Chicos y las Chicas y los Maniquíes es un proyecto ochentero y foodie de sabores castizos que llega a Madrid de la mano del Grup Iglesias, muy fuerte en Barcelona (están asociados con los hermanos Adriá y son los cerebros detrás de restaurantes tan molones como Espai Kru o Tickets). El local, en los bajos del hotel Axel de la calle Atocha (uno de esos modernetes que nos gustan a nosotros), tiene como protagonistas dos barras: una de “bar de toda la vida”, en la que gozar de un aperitivo con solera con conservas, tapas y un buen vermú en versión ‘moderna’ y otra en la sala principal que es todo un show en la que vas a poder encaramarte a una banqueta y ver a los cocineros terminar los platos frente a tus ojos. Además, también tienen tres salas tipo reservados que te van a venir fenomenal si lo que vas buscando es un poquito de intimidad (nosotros somos más de barra).
¿Y qué vas a vivir en este restaurante con nombre de canción de Radio Futura? En Los Chicos y las Chicas y los Maniquís la experiencia está diseñada para teletransportarte a los 80 de un plumazo. Prepara tu mejor cardado, porque vas a zambullirte de lleno el ambiente musical y gamberro de la década en la que nuestros padres fueron chicos malos. Lo harás a través de una decoración de estilo pop (instagramizable a más no poder); de esa carta que viene en una funda de vinilo; de las presentaciones a cada cual más hortera, kitsch y psicodélica de los platos (la vajilla la han diseñado los cracks de taller Piñero) y, por supuesto, de la música (con Alaska y los Pegamoides, Radio Futura, Hombres G…).
¿Y qué se come en Los Chicos y las Chicas y los Maniquíes? El chef Pedro Gallego es el artífice de una carta en la que los protas de la movida son los sabores castizos con un twist creativo. Todo muy sencillito (que no te confundan los nombres rutilantes), pero divertido y rico. Y, para muestra, un botón: aceitunas gordal esféricas -servidas sobre un curioso madelman dorado-; patatas bravas ‘Massiel’ (sí, has leído bien) con espuma de alioli, y platazos como el ceviche de corvina thai -servido sobre una cabeza gigante de pez-, el rico arroz meloso con pato y gorgonzola o el cochinillo ibérico confitado con salsa de tamarindo y patata criolla.
Te contamos, como siempre, nuestra experiencia “con platos y señales”.
– LOS CHICOS, LAS CHICAS Y LOS MANIQUÍS PLATO A PLATO –
Aceitunas gordal esféricas
Un hit de los restaurantes del Grup Iglesias que hay que probar sí o sí, nacido inicialmente de la imaginación de Ferrán Adriá. Se preparan en base a aceituna triturada y aceite de oliva, se sirven sobre un madelman dorado que despertará la nostalgia de muchos y explotan en la boca como una canción de Alaska en tus oídos.
Croquetas de jamón con guiso de pollo
La competencia croquetera en Madrid está cada vez más dura y las representantes de Los Chicos y las Chicas y los Maniquís vienen pisando fuerte cual Madonnas (para muchos es de lo mejorcito que se puede pedir en el local). Las croquetas de jamón en sí están perfectas: con sabor, rebozado crujiente y bechamel cremosita. El guiso de pollo casero, cocinado a fuego lento, que llevan por encima les da ese puntazo que conquistará a tus papilas gustativas sí o sí.
Patatas bravas ‘Massiel’ con espuma de alioli ligera
Un plato sencillo, pero resultón, como casi todos los de Los Chicos y las Chicas. Las patatas están crujientes y poco aceitosas. Vienen con una viciosilla salsa brava casera (a la que le echamos en falta un punto más de picante -sí, ¡nos va la marcha!-) y un alioli abundante pero muy ligerito.
Arroz meloso de pato y gorgonzola
Un arroz cocinado en su punto, con queso gorgonzola cremoso, pato y setas enoki y shimeji. Pleno de sabor: un plato con el que aciertas seguro.
Rodaballo frito en adobo con mayonesa de lima
Un plato curioso en el que se sirve el rodaballo entero, con la carne adobada y frita en taquitos y las espinas igualmente fritas ¡hasta hacerlas comestibles! Aunque es muy divertido de comer y la fritura no es nada aceitosa, se hace un poco repetitivo (y quizás algo caro para ser un plato rebozado en el que se pierde mucho el producto principal). No fue lo que más nos gustó, la verdad.
Postres: ‘Flan fatal’ y ‘Champú de huevo’
Y de postre, dos propuestas de nombre cachondo y sabores bien ricos. Una pannacotta con higos, miel y nueces de pecán caramelizadas que es un auténtico vicio y el ‘champú de huevo’, que no es ese mejunje que te recomendaba tu madre para nutrir tu melena, sino una ligera crema catalana con una arena de canela y toffee y una bola de sorbete de manzana granny smith. Refrescante al mismo tiempo, pero nos quedamos con el ‘flan fatal’ ; ).
Y con esto y un bizcocho, nos despedimos hasta muy pronto.
Con cariño,
Susana & Fabio
come&ama, lo demás ya vendrá ; )
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