Los buenos restaurantes son como los buenos zapatos: inmortales. Como ese par de botas negras que te calzas todos los inviernos feliz como una perdiz -y que ningún fashionista te diga lo contrario- estos locales pasan a formar parte de nuestro ‘fondo de estómago’: se lleve lo que se lleve, siempre hay sitio para ellos. Hoy, querido disfrutón, te presentamos uno de esos restaurantes. Se llama Clos, llega directo desde Marbella (Clos es la versión madrileña de Skina, 1 estrella Michelin), te propone una cocina de raíces, honesta y creativa en mesas con mantel, pero sin caspa y promete encantar a los foodies de hoy y de ayer (apúntatelo para ir con tus padres o con los ‘suegris’). ¿Vamos?

 

 

Como te decíamos, querido disfrutón, Clos es un restaurante clásico, pero sin caspa. Sobre la mesa, manteles blancos de los de toda la vida y 0 hipsterismos. La decoración de la sala -un trabajo de estudio Lavela- es minimalista, elegante y atemporal. No te va a dar un vuelco el corazón, pero si vuelves dentro de 10 años seguirás sintiéndote a gusto.

¿Y la carta? La propuesta de Clos lleva la firma del sumiller asturiano Marcos Granda (si eres vinatero, Clos va a ser tu paraíso) y se define por su honestidad y por su productazo (el equipo de Marcos recorre a menudo España en busca de los productores más ‘top’ para la mesa de Clos). Aunque puedes caer de carta, el Rey aquí es su menú degustación (70€ sin bebidas): 11 pequeñas obras de arte foodie de alma mediterránea a las que los chicos de Clos dan la vuelta con inesperados twist creativos.

 

 

¿Y el ‘bebercio’? Como ya te habíamos chivado, los vinateros estamos de suerte con Clos (vas a alucinar con su espectacular bodega vista repleta de auténticas joyas de la enología). Marcos Granda te trae una curradísima selección de vinos con alma de pequeños productores españoles.

Y dicho esto no nos enrollamos más y te contamos nuestra experiencia en Clos plato a plato ?

 

-CLOS, PLATO A PLATO –

Agua de mar

Comenzamos con un aperitivo que mezcla intensos sabores marinos en distintos formatos (un caldito de moluscos y marisco y una corteza de bacalao), combinados con una cucharada helada de sidra de hielo que despierta el paladar.

 

Aperitivos: oreja crujiente y tosta con emulsión de anchoa

La opción del menú degustación es una deliciosa oreja de cerdo bien crujientita con emulsión de perejil y huevas de salmón ahumadas: ¡buenísima! Pero si como a Susi las orejas de cerdo no te van mucho podrás probar algún otro aperitivo como esta estupenda tosta de anchoas, llena de sabor.

 

Cogollo de Tudela y holandesa de navajas

Un cogollo de Tudela relleno de una cremosa y rica holandesa de navajas con un picadillo vegetal. Un plato que está bien, sobre todo por la parte de la salsa holandesa, llena de sabor y con buena presencia del marisco.

 

Carabinero y yema de huevo con reducción de sus cabezas

La cosa se empieza a poner seria con este plato, una auténtica maravilla tanto a nivel visual como de sabor y texturas. Combina la tersa y sabrosa carne del carabinero con yema de huevo, el jugo de sus propias cabezas, salsa de bacon y emulsión de aguacate.

 

Tomate en texturas y anguila ahumada

En este plato el protagonista es el tomate, a través de un divertido juego de texturas y temperaturas (combina tomate de Tudela con helado y polvo de tomate). Se complementa bien con la siempre rica anguila ahumada y la hoja de albahaca crujiente.

 

Arroz de pichón

Los arroces de caza siempre nos flipan, y este no iba a ser menos: el arroz, preparado con un fondo de arroz elaborado con tiempo y mucho mimo, está potentísimo de sabor. Combinado con la pechuga de pichón ligeramente marcada, su muslo confitado y su propio paté, es gloria bendita.

 

Presa ibérica Joselito, caldo ibérico y soufflés

Este estupendo corte de presa de cerdo ibérico de Joselito (sobran las palabras), se sirve poco hecha, bien rojita por dentro, y se realza con con una salsa de ibéricos, crema de judías, polvo de cúrcuma y crujientes patatas soufflé.

 

Merluza y su pilpil

Un lomo de merluza de pincho directamente traida de A Coruña preparada a la plancha justo en su punto, servida con su propio pilpil, aceite de perejil y espinaca crujiente. Un plato de aires tradicionales en el que si el producto es bueno, no se falla.

 

Postres: uvas, fresas silvestres y Chantilly / Panal de Chocolate y caramelo

Además de probar un fresquito primer postre que combinaba ruibarbo con sorbete de limón y vodka y un crujiente de naranja, nos zampamos estas frescas uvas con fresas, chantilly, merengue y cremoso helado de fresa, y un postre más para golosones de chocolate crujiente sobre helado de caramelo y ganache. Un fin dulce a la altura.

 

---