A ti, viajero empedernido, vamos a contarte un secreto (shhh no se lo digas a nadie): existen muchas formas de viajar, y no siempre hace falta poner pies en polvorosa. Se puede viajar con un beso, con una (buena) conversación o, porqué no, con una cucharada (o con unos palillos). Y es que los buenos viajes, los que no terminan nunca, son los que empiezan en el corazón. De eso sabe mucho Andy Boman (GingerBoy, Amasia), cocinero sueco, trotamundos insaciable y contador de historias foodies, como las que nos regaló en nuestra visita a su último restaurante –El Flaco– en cada plato. Si te gusta la cocina thai y tienes un paladar abierto y hambriento de mundo, ojito, porque esto te va a gustar “muy mucho”. ¿Vamos? ; )

 

 

¿Por qué centrarse en un país, si puedes abarcarlos todos? Algo así debió de pasar por la mente del cocinero Andy Boman cuando se planteó poner en marcha El Flaco (el nombre, por cierto, tiene su miga: es el apodo que sus colegas le pusieron a Andy, por su tipo desgarbado). Enamorado de Tailandia (donde vivió durante una larga temporada) y trotamundos empedernido (ha viajado por países como El Congo, Suiza, Reino Unido, Australia, Israel, Grecia…), Andy estaba decidido a contar una historia con su cocina: la historia de su vida. Y lo hizo, vaya que sí: sus platos, con una potente base thai, están salpicados de influencias internacionales, desde Vietnam, hasta China. Lo dulce, lo salado, lo agrio, lo amargo y lo picante comparten cama, juntos, revueltos y ‘arrebujaos’ en una orgía de sabores en la que (suerte la nuestra) se admiten invitados.

 

 

Para disfrutar de este ‘achuchón’, eso sí, hay que moverse (quien algo quiere, algo le cuesta): el local (en una callejuela perdida por la zona de Alfonso XIII) no está precisamente a la vuelta de la esquina (la “excursión”, eso sí, vale la pena). El sitio, por cierto, tiene su gancho: está dividido en varios espacios, con cocina vista, y una decoración muy original con guiños divertidos (como sus lámparas-wok). ¿Y la carta? (precio medio 35€ pp., unos 25€ si vas con el descuento del 30% de El Tenedor) Cortita, pero resultona (lo mejor, sin duda los curries: ¡obligatorios!) y, lo mejor, muy abierta: la creatividad de Andy no podía limitarse a un papel y, por eso, suelen tener unas cuantas opciones fuera de carta, según le de al chef. Además, también tienen un menú degustación (incluye cuatro entrantes, un principal y un postre, por 40€ ) muy recomendable y un menú del día que nos han chivado que está muy, pero que muy bien.

 

RESERVA EN EL FLACO

 

Te lo contamos todo, como siempre, “con platos y señales” ; )

– El FLACO PLATO A PLATO –

 

Rollitos thai vegetarianos

Un clásico de los entrantes del sudeste asiático, perfecto para el verano. Se trata de los clásicos rollitos fríos de pasta de arroz rellenos de mango verde, vegetales y hierbas aromáticas y acompañados de una salsa de vinagre de arroz y sésamo casera muy buena. Ligerito, fresco y con unos toques picantes y ácidos divertidos.

 

Rollitos crujientes de cerdo y langostinos

Unos rollitos de un estilo un poco más conocido, con una masa frita crujiente, y rellenos de carne de cerdo y langostinos. Se toman acompañados de un poquito de verde y hierbas aromáticas, y se mojan en una potente salsa de caldo de pescado, jengibre y lima. Muy correctos.

 

Salmón marinado

Las raíces nórdicas de Andy aparecen en este salmón “gravlax”, marinado eso sí con hierbas y especias típicas del sudeste asiático, y acompañado de rábano picante, ajo tostado, mayonesa picante, brotes y naranjitas chinas encurtidas. Una mezcla de sabores curiosa para un plato que gana puntos gracias a la calidad del salmón, presentado en piezas con un corte grueso.

 

Satay de pollo de corral con salsa de cacahuete

Las brochetas de pollo satay, un plato muy típico tailandés, nos encantan. Y es que todo lo que lleva salsa de cacahuetes nos vuelve locos. Por eso estas brochetas de contramuslo de pollo de corral con cacahuete, leche de coco y aceite de chiles no podían defraudar (aunque no es de las mejores salsas de cacahuete al estilo thai que hemos probado).

 

Bao de panceta confitada en caldo cantonés

Los baos ya son todo un clásico en todo restaurante con un toque internacional que se precie. Pero cuando están preparados con un relleno de calidad en el que se fusionan de forma perfecta varios sabores y texturas, como es el caso de este bao de panceta confitada en caldo cantonés con salsa barbacoa casera, cebolla encurtida, cilantro y pepino, la elección no puede fallar.

 

Curry verde del mar

Si visitas El Flaco no te puedes marchar sin probar uno de sus curries, la gran especialidad de Andy. Nosotros elegimos este curry verde de aires muy marinos preparado con corvina, chipirones, mejillones, almejas y navajas acompañados de albahaca thai y otros vegetales y hierbas aromáticas. Sin duda lo mejor de la cena y uno de los mejores curries verdes que hemos probado nunca: el picante justo, lleno de aromas, cremoso sin empalagar… Una auténtica delicia.

 

Flaco mess

Como siempre, no podemos marcharnos sin el toque dulce. Aquí la elección es fácil: no te pierdas el Flaco Mess, una locura de postre en el que se combinan sin orden aparente (pero con mucha armonía) un montón de sabores y texturas: sorbetes naturales de frutas, de hierbabuena y de chocolate con crujientes de caramelo de pimienta, frutas, merengue, plátano frito, cardamomo, algún que otro toque picante… Diferente, fresco y riquísimo.
 

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