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10 aperturas de éxito que quieres (y debes) incluir en tu lista de propósitos de 2014

Ribera del Duero: nos vamos a vendimiar (y amar) a Castilla – escapadas&love

Vineros empedernidos, hoy os traemos un plan que despertaría la envidia del mismísimo Dios Baco. Nos escapamos a comer, (beber, of course) y amar al corazón de una de las mejores DO de España, la Ribera del Duero, en plena vendimia. Nos plantaremos en la recogida de la uva en las bodegas Cruz de Alba, recorreremos la terrosa estepa castellana y sus viñedos, visitaremos impresionantes monasterios medievales y ruinas romanas, dormiremos en hotelitos con encanto y (¡obvio!) nos pondremos hasta arriba de potentorros asados castellanos. Que corra el vino, que viva el Cid Campeador y que vivan los disfrutones de pura cepa: ¡nos vamos a la vendimia en la Ribera del Duero!

 

De ‘picnic’ vinatero en Finca los Hoyales, de Cruz de Alba

Uva variedad ‘Tinto Fino’ en Finca los Hoyales de Cruz de Alba

 

La Ribera del Duero (Castilla y León) es una de las Denominaciónes de Origen más conocidas de España, siempre a la gresca -cariñosa- con la DO Rioja (como con el Cola Cao y el Nesquik o la Pepsi y la Coca-Cola, o se es de Rioja o se es de Ribera). La DO abarca un área en torno al río Duero de unos 100 km de largo y 35 de ancho en los que abarca las provincias de Soria, Valladolid, Segovia y Burgos (que es la provincia con más municipios en la DO, hasta 60). Aquí se concentran más de 300 bodegas y más de 8.000 viticultores (en 2016 se recogió por estas fechas la friolera de 133 millones de kilos de uva). Desde la ventanilla del coche (imprescindible para la escapada) se ve un paisaje auténticamente castellano: inmensas llanuras salpicadas de viñedos; castillos, monasterios y pueblitos medievales (unos más monos que otros, te chivaremos cuáles) y una mágica luz anaranjada, reflejo del terruño en el que nacen los vinos DO Ribera, que lo inunda todo.

El plan disfrutón para la escapada a la Ribera del Duero es sencillo, perfecto para relajarse un finde de otoño en pareja o para disfrutar de una pequeña aventura con peques: visitar una bodega y aprender sobre el vino y su producción (¡si vienes durante la vendimia podrás participar en ella!); hacer un road trip por los pueblitos, monasterios y ruinas de la DO; darse un homenaje a base de cordero, guisos castellanos y vinito (sí, vamos a sonar como tu abuela, pero ojo con conducir después) y acabar relajándote en algún hotelito con encanto de los que hemos fichado para ti. Prepara papel y boli (o copypaste, que suena menos romántico pero es lo que hacemos todos) y anótate nuestros chivatazos para una escapada genial. ¡Nos vamos!

 

Nos vamos a la vendimia en los viñedos de Cruz de Alba

Ver&Love – Planes en la Ribera del Duero

Escaparse a las bodegas y viñedos de la Ribera del Duero: nuestra visita a Cruz de Alba

La Ribera del Duero es el paraíso de los vineros. En la parte más occidental de la ruta y entre los pueblos de Sardón del Duero, Quintanilla de Onésimo, Valbuena y Peñafiel vas a encontrar algunas de las bodegas con más solera de España. Si te pica el gusanillo, ¡visítalas! La mayoría permiten a los turistas entrar a conocer sus instalaciones, aprender sobre el proceso de producción del vino, realizar catas, ¡e incluso participar en la vendimia! (si te interesa el tema en este enlace tienes un montón de paquetes turísticos para parejas y familias en vendimia).

Nosotros lo teníamos claro: queríamos conocer una bodega pequeña, artesana, made with love y con valores ecológicos y nos fuimos de cabeza a Cruz de Alba, en el pequeño pueblo de Quintanilla de Onésimo. Cruz de Alba nos enamoró desde el instante en que vimos por primera vez sus botellas, con un cuidadísimo etiquetado (incluso hecho a mano en el caso de su vino Finca Los Hoyales) que da muchas pistas del amor por el detalle y el carácter modernete y auténtico de la marca. No nos equivocamos: en la bodega conocimos a un equipo joven y resalao de gente que se deja el corazón y la piel en la tierra (desde aquí les mandamos un beso). Pudimos pasearnos entre sus viñedos, recolectar los primeros racimos de la vendimia (trabajan con uva Tinto Fino, la variedad más noble de la tempranillo) y disfrutar de un genial picnic entre las viñas. Nos divertimos como niños, pero lo que más nos emocionó fue ver en acción a Sergio Ávila (enólogo de Cruz de Alba). A los eat&lovers nos encanta conocer a personas a las que los ojos les hacen chiribitas mientras te cuentan lo que hacen: Sergio, ‘el hombre que susurra a los racimos’, es una de ellas. Este enólogo curtido en la estepa castellana es el alma de Cruz de Alba. Sergio trabaja ‘escuchando’ (casi literalmente) las necesidades que los viñedos le susurran al oído y que él contesta aplicando los principios de la biodinámica y la agrohomeopatía, respetando siempre los ciclos de la naturaleza. La intervención en la tierra es mínima, lo mismo en la bodega: los vinos de Cruz de Alba nacen de la expresión genuina del terruño y eso, creenos, ¡se paladea!.

Después de conocer los viñedos de Cruz de Alba tuvimos la oportunidad de cotillear las instalaciones de su pequeña bodega donde estos días se trabaja a destajo. En Cruz de Alba casi todo se hace a mano: desde la propia vendimia hasta el etiquetado y lacrado de las botellas. Allí reposarán muy pronto los vinos de la cosecha de 2018 que descansarán en barricas de roble hasta ser embotellados (sin filtrar). Si te tienta Baco y te apetece probarlos, debes saber que su vino insignia es el Finca los Hoyales (93 ptos Peñín) un vino de autor, complejo, cool y elegante que va a quedar de cine en la mesa molongui y millennial de estas Navidades. ¡Apúntatelo y márcate un puntazo! ?

*Puedes saber más y comprar los vinos de Cruz de Alba aquí. Si quieres conocer la bodega, ¡escríbeles! Al ser una bodega boutique organizan pocas visitas, ¡pero lo mismo tienes suerte!

 

Descubre el espectacular legado religioso de la zona

El vino nos hace pecar un poquito, pero en la Ribera del Duero no van a faltar preciosos monumentos cristianos en los que redimir tus pecados y, de paso, hacer un poco de turismo. Quizás el más conocido sea el Monasterio de Valbuena de Duero, lugar dónde nacieron los vinos de la zona (dicen que sus monjes plantaron sus primeras cepas) y sede actual de la Fundación de las Edades del Hombre y del espectacular hotel y spa Castilla Termal. Allí podrás sacar fotones en su precioso claustro románico y renacentista y descubrir las antiguas pinturas caballerescas del siglo XIII que decoraban una antigua capilla privada de su iglesia: ¡una chulada! Pero hay otras muchas visitas que merecen la pena, como la iglesia de San Pelayo (Olivares del Duero) y su espectacular retablo renacentista que algunos llaman “la perla del Duero” (ojo, porque la iglesia solo se puede visitar llamando previamente al 625 421 358), o las iglesias góticas de Santa María la Real y San Juan en Aranda del Duero.

Siéntete como en un barco entre viñedos en el castillo de Peñafiel y visita su museo del vino

El espectacular castillo de Peñafiel, construido en una escarpada colina a partir del siglo XI, es una de las visitas obligadas de la zona. Es conocido como el “buque de Castilla” por su curiosa forma de barco: sobre él te sentirás como en la proa de un galeón surcando un auténtico mar de viñedos. Además de las increíbles vistas sobre los campos de Castilla y el pueblo (ojo a su plaza del Coso -una de las primeras plazas de toros de España- en la que los balcones de las casas se alquilan como palcos para ver las corridas) y de su espectacular torre del homenaje, el castillo guarda un extra muy interesante: el museo provincial del vino, en el que podrás explorar los orígenes históricos de esta bebida y descubrir todos los secretos de su producción.

 

Explora las bodegas subterráneas de Aranda del Duero

Aranda del Duero es el pueblo más grande de la región (o casi ciudad: tiene 30.000 habitantes). En él se esconde una de las cosas más interesantes de la zona: las bodegas subterráneas, utilizadas para elaborar y almacenar el vino ya desde la Edad Media. Hay más de 300, formando galerías por debajo de la ciudad de hasta 7 km de largo, y casi la mitad son visitables.

 

Viaja a la Edad Media en Peñaranda de Duero (uno de los pueblos más bonitos de Burgos)

Al este de Aranda, y ya casi llegando a Soria, se encuentra uno de los pueblos más bonitos y mejor conservados de la zona: Peñaranda de Duero. Aquí lo que más merece la pena es el entorno en sí: sus casas aporticadas, su plaza mayor sacada de un cuento, sus palacios renacentistas, el pintoresco castillo del siglo X… Paseando por sus calles te teletransportarás a la Castilla de hace 500 años.

Siéntete un romano en Clunia Sulpicia

Si quieres viajar todavía más atrás en el tiempo, solo tienes que recorrer unos kilómetros hacia las afueras de Peñaranda de Duero: allí se encuentran las ruinas de Clunia Sulpicia, una de las ciudades más importantes y extensas de la Hispania romana (¡llegó a ser incluso la mismísima capital del imperio durante un breve periodo, cuando Galba se proclamó aquí emperador tras la rebelión contra el emperador narcisista Nerón!), de la que hoy quedan interesantes restos del foro, las termas, un teatro para 10.000 espectadores…

 

Restaurante Fuente Aceña (Ribera del Duero)

Comer&Love – Recomendaciones para comer en la Ribera del Duero

Los castillos y los monasterios están muy bien, pero los buenos disfrutones sabemos que a Castilla se viene -para qué vamos a engañarnos- a comer y a beber. Y en eso los castellanos no se andan con chiquitas: aquí se come con mayúsculas y en abundancia, que diría tu abuela. El cordero es el animal de culto de la zona, preparado en memorables (y contundentes) asados, pero el cerdo del que se comen los andares, los contoneos y lo que haga falta, siempre triunfa (no te vayas sin probar la deliciosa morcilla de Burgos a base de arroz o un buen cochinillo); humildes y deliciosas son sus míticas sopas de ajo castellanas, perfectas para combatir el biruji característico de estas tierras y, cómo no, sus quesos de oveja y dulces. ¿Y dónde puedes comer en la Ribera del Duero? Las experiencias gastro más top de la zona las vas a encontrar en las propias bodegas: Cepa 21, con su estupendo menú degustación de la mano del chef Alberto Soto; el moderno restaurante Ambivium; La Espadaña en Valbuena… Pero la cosa no acaba ahí: ¡toma nota de nuestros chivatazos!

 

Restaurante Fuente Aceña: raíces y creatividad en un restaurante ‘cool’ de encanto rural

Si buscas una opción moderna y creativa en la que no se deje de lado la honestidad, el buen producto y las raíces de la tierra, el restaurante del hotel Fuente Aceña (en el que nos alojamos y del que te hablamos más abajo) te va a encantar. Aquí, en un encantador comedor rural de piedra en un molino sobre el Duero, podrás probar platos tan espectaculares como su delicioso cochinillo confitado con manzana asada; su hamburguesa de lechazo con queso tostado y salsa de mostaza (en la foto) o sus memorables vainas con velo de panceta iberica y gambones, ¡todo regado con un buen vinito de bodegas Cruz de Alba, claro!

 

Mesón Asador Carlos: el del lechazo de toda la vida

En la zona de la Ribera del Duero lo más característico son los restaurantes de toda la vida con cocina tradicional castellana, protagonizada aquí por la tiernísima carne de lechazo. Hay infinitos sitios dónde probarla, pero uno de los más característicos y tradicionales es el mítico Mesón Asador Carlos, especializado en servir los famosos pinchos de lechazo al sarmiento. Se sirven con patatas fritas y ensalada y son un auténtico vicio.

 

El Lagar de Isilla: el clásico del cordero asado

Aranda del Duero es sinónimo de cordero asado. El asador tradicional con más fama del lugar sigue siendo después de bastantes años El Lagar de Isilla. Su decoración, tradicional y un poquitín rancia, no es nuestra preferida, pero aquí se viene a lo que se viene, y sus asados y otros platos con producto de la tierra (setas silvestres, verduras de temporada…) están de muerte. Además, puedes visitar sus bodegas subterráneas del siglo XV y matar dos pájaros de un tiro.

 

Hotel Boutique Fuente Aceña

 

Dormir&Love – Recomendaciones para dormir en la Ribera del Duero

Y llegamos a otro de los capítulos favoritos de los disfrutones en nuestras escapadas: ¿dónde dormir? Si quieres tirar la casa por la ventana en la Ribera del Duero vas a encontrar hoteles de auténtico lujo, como Castilla Termal Monasterio de Valbuena (Valbuena del Duero) o Abadía Retuerta LeDomaine (Sardón del Duero). Y si tu cartera ya se ha echado a temblar del susto (no te preocupes, somos de los tuyos) tenemos la opción ideal para ti: un hotelito tan cuco, auténtico, modernete y millennial como el Hotel Boutique Fuente Aceña, en Quintanilla de Onésimo.

 

Hotel Boutique Fuente Aceña: minimalismo y encanto en un molino sobre el Duero

El Hotel Boutique Fuente Aceña, diseñado por el arquitecto Roberto Valle en un estilo nórdico-rural minimalista muy actual, ocupa lo que fue un antiguo molino harinero con más de 300 años de antigüedad. Oculto entre la vegetación -que podrás relajarte contemplando desde las sábanas blancas de tu dormitorio- está construido sobre la orilla del río Duero, por lo que el relax será total. Cuenta con 22 habitaciones ‘muy Kinfolk’: minimalistas, súper luminosas y con amplios ventanales con vistas al río. Las zonas comunes, de sólidos muros de piedra rústicos y techos con vigas de madera, son súper acogedoras y, lo mejor, tienen un restaurante de aúpa (del que te hablamos arriba) en el que los morros finos disfrutarán de lo lindo.

 

Viñedos de Cruz de Alba

*este post ha sido patrocinado por nuestros amigos de Cruz de Alba. Con todo, lo hemos escrito, como siempre, con el corazón: nunca te recomendaríamos algo que no nos enamorase. Palabra de disfrutones ; )


  1. Avatar

    Una zona encantadora para una escapada en pareja. Disfrutar de sus paisajes, beber unos buenos vinos, con cuerpo, comer bien y relajarse. que más se puede pedir…

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