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10 aperturas de éxito que quieres (y debes) incluir en ...

10 aperturas de éxito que quieres (y debes) incluir en tu lista de propósitos de 2014

Guía disfrutona para comer y amar en Lisboa

Algo de adictivo tiene la palabra ‘obrigado’ que desde que bajas un pie del avión y lo pones en Portugal no eres capaz de decir otra cosa. Como si el trato de su gente te convirtiera en la persona más agradecida del mundo. Y puede que haya algo de verdad en eso: vivir Lisboa es un viaje especial, sin prisa, en el que disfrutas como un niño de cada pequeña cosa que haces. La capital portuguesa no solo nació entre siete colinas que dejan desembocar con calma al río Tajo: conserva como pocas su cuerpo de ciudad y alma de pueblo. Cala con una esencia pura, sin filtros. Asoma autenticidad por cada esquina en ruinas que doblas y, cuando pensabas que venías de turista, de repente terminas sintiéndote un vecino más recorriendo sus calles. Coleccionas con los ojos sus preciosos azulejos, deliras con cada sabor que pruebas de su Atlántico y te relajas paseando en bicicleta a cualquiera de sus inmensos jardines. Así es Lisboa y así la vemos nosotros. Coge los 5 sentidos: nos vamos con nuestra guía de viaje para comer y amar en Lisboa.

 

Túnel cerca del mirador del Jardín de São Pedro de Alcântara / Pic by @carlosalbaphoto

 

Alfama, el barrio más antiguo de Lisboa / Pic by @bjromero

 

Alfama, el barrio más antiguo de Lisboa / Pic by @carlosalbaphoto

 

Casa lisboeta / Pic by @carlosalbaphoto

 

Parada del Tranvía en Alfama / Pic by @carlosalbaphoto

Ver&love – Qué ver y hacer en Lisboa

Empezamos esta guía de viaje para comer y amar en Lisboa advirtiendo de que aquí el cuquismo y lo ‘bonico’ es titular. Para empezar no existe otra ciudad en el mundo con más azulejos que ella, lo que hace de su arquitectura una de las más especiales y fotografiables. Algo que no solo lo vemos en sus preciosas casas, sino también en sus palacios, catedrales, casas señoriales y estaciones de tren. Para seguir va sobrada de planes: jardines tropicales que no te esperas, iglesias en ruinas donde todavía se reza, galerías de arte y tiendas en las que quedarse a vivir. Además desprende un aura a mar que lo inunda todo. Pero no te despistes con su encanto: la gente es de lo más genuino que vas a ver en sus calles. Para moverte en ellas todo el mundo te dirá que peinarse la ciudad a pie es lo suyo, pero mucho ojo: preparando nuestra escapada de 3 días cometimos el error de pensar que en 72 horas de andar y andar acabaríamos llegando siempre al mismo sitio porque sería una ciudad pequeña y manejable, y nos equivocamos. Lisboa no es enorme, pero por su distribución tiene planes y lugares imprescindibles en todo su territorio -unos más cerca y otros más lejos- así que la forma de moverte allí será clave si no tienes mucho tiempo. Si vas de relax tampoco te vuelvas loco: es un lugar al que volver, y como mejor se disfruta es sin prisa.

 

Lisboa desde uno de sus miradores / Pic by @carlosalbaphoto

Patearte Alfama y vigilar Lisboa desde el cielo portugués

No es un secreto que Alfama es el barrio más antiguo y famoso de la ciudad: lo ideal es patearlo y disfrutar de sus rincones sin mirar el mapa. Conoce el Castillo de San Jorge y la catedral, crúzate con alguna de las exposiciones espontáneas que hay en plena calle o encuentra sin querer el estudio de algún escultor local. Pero no te olvides de subir hasta arriba del todo (ya casi en el barrio de Mouraria) para empezar tu bajada por sus miradores. Empieza por el Mirador de Graça y luego ve bajando por Calçada da Graça, para en el número 10: encontrarás Graça do Vinho, una pequeña vinatería inundada en luz natural, estanterías con vinos, quesos artesanos y todo el ‘rollazo’. Sigue cuesta abajo hasta llegar al Mirador de Portas do Sol y el más famoso, el Mirador de Santa Lucía.

 

Buscando azulejos antiguos en la Feira da Ladra / Pic by @carlosalbaphoto

El rastro lisboeta y San Vicente de Fora

Sí, aquí también hay un rastro y está en el Mercado de Santa Clara (un bonito mercado de abastos), pero al jolgorio que montan los tenderos con sus puestos alrededor de él lo llaman Feira da Ladra. Es el plan de las mañanas de sábado de los locales y allí encontrarás vinilos de fado, vajilla portuguesa antigua y azulejos de todas las formas y colores posibles. Antes de irte entra al Monasterio de San Vicente de Fora que está justo al lado.

 

Pic by @carlosalbaphoto

Visita al Museo Nacional del Azulejo

Lisboa es la ciudad con más azulejos del mundo, y eso la convierte en un spot muy especial (y fotografiable, claro). El Museo Nacional del Azulejo esconde una exposición del movimiento artístico más importante de Portugal y, aunque no suele incluirse en las guías, es una parada obligatoria. Pasea por cada estancia del edificio observando bien la maravilla que son todos esos azulejos pintados a mano cubriendo cada pared, baja al patio interior (con un aura a ”ruina” que enamora) donde podrás ver la galería donde almacenan, conservan y restauran cientos de azulejos antiguos y termina en su cafetería: un patio muy mono lleno de plantas donde tomarte un café antes de seguir el camino.

*Aviso importante: para irte del Museo Nacional del Azulejo y volver al centro de Lisboa te recomendamos coger el metro o pedir un taxi (está un poco alejado).

 

Pic by @carlosalbaphoto

Jardín de Amalia Rodrigues y Estufa Fría

Amalia fue una actriz y cantante de fado portuguesa a la que le han dedicado un pequeño jardín en lo alto del parque Eduardo VII. Si eres fan de la fotografía, justo detrás tienes la única tienda especializada en fotolibros de Lisboa, llamada Photobook Corner (R. Marquês Sá da Bandeira 88B). Curiosea un poco las obras y pásate al local de alado: Under The Cover. Una librería contemporánea llena de libros, revistas y obras de arte independientes escogidas con cariño y publicaciones muy especiales. Después ya puedes lanzarte a atravesar el parque de Amalia. Desde allí verás toda una avenida que cruza la ciudad y desemboca en el río, pero además es el punto perfecto para acercarte al jardín botánico de la Estufa Fría de Lisboa. Una explosión de vegetación tropical inesperada en plena ciudad, creado en 1933 por el arquitecto Raul Carapinha. En él guardan un invernadero sin sistema de calefacción (de ahí su nombre), y tiene 1,5 hectáreas con un invernadero frío, otro caliente y otro dulce. No parece que estés en la ciudad, a nosotros nos encantó. Ojo que no es como un parque, tiene su propio horario así que consúltalo bien antes de ir.

 

Pic by @carlosalbaphoto

Casa do Alentejo

Si estás por el centro de la ciudad (en la zona del metro Rossio, más o menos) hay 3 visitas que nos parecen imprescindibles. La primera es Casa do Alentejo, un restaurante del que no te vamos a recomendar su comida, pero sí el espacio. En el portal 58 de la calle Portas de Santo Antão, subes unas escaleras y al cruzar la puerta apareces en un patio interior precioso. Aquí te cae una foto seguro, y si te descuidas, un postre casero típico portugués como el que te enseñamos casi al final de esta guía disfrutona para comer y amar en Lisboa (que esto sí está rico).

 

Convento de Carmo / Pic by @carlosalbaphoto

Iglesia de São Domingos y Convento de Carmo

Cuando salgas ve a la Iglesia de São Domingos, una parroquia que por fuera disimula, pero por dentro está calcinada desde el incendio que sufrió en 1959. Se siguen dando misas, pero guarda un aura muy de película que merece la pena conocer. Cerquita tienes otras dos paradas preciosas: el Teatro Nacional Dona Maria y la estación de tren de Rossio (en Praça do Rossio). Después camina hacia el Convento de Carmo que está muy cerquita (aquí necesitarás entrada), levantado en 1389 y convertido en el templo gótico más importante de la ciudad que ahora esconde un pequeño museo arqueológico en su interior. Lo que te enamorará es cómo quedó por fuera en el terremoto que sufrió Lisboa en 1755. Sus arcos apuntados con el cielo como escenario es de lo más curioso y bonito que vas a ver en tu paseo por el barrio de Chiado.

 

Pic by @bjromero

Ajuda, Torre de Belem y Monasterio de los Jerónimos

Por jardines no será: el Jardín Botánico de Ajuda es otra de las paradas que verás en pocos mapas pero que ayuda a conectar con ese mood tranquilo y relajado que ofrece la ciudad. Ya que estás puedes acercarte al Palacio Nacional de Ajuda que está justo alado. Llegamos al barrio de Belem y aquí hay varias paradas imprescindibles. La primera es el Monasterio de los Jerónimos que te recomendamos ver entero: fue Patrimonio de la Humanidad en 1983 y es uno de los principales ejemplos de arquitectura manuelina en Portugal.

 

Pic by @bjromero

Exposiciones de arte contemporáneo en el MAAT

Si eres de los que no se pierden una sola expo visita el MAAT, que es el museo de arte, arquitectura y tecnología de Lisboa. Un edificio muy nuevo que siempre tiene exposiciones de arte contemporáneo perfectas para llenar la tarde de cultura. Si quieres un museo menos conocido ve al CCB (Centro Cultural de Belem) donde está el Museo Berardo, de arte moderno y contemporáneo donde también merece la pena entrar. Hazte todo este paseo caminando (pero ojo, que es larguito) en bici o en patinete, que es más rápido y más divertido. No te olvides de una de las últimas paradas de la zona: la Torre de Belem (si no te haces una foto aquí -parecer ser- que no has estado en Lisboa). Al loro porque este plan cultureta te dará hambre y aquí estamos bastante alejados del centro, así que lo ideal es que pares a comer buen pescado en los bares cerca del Club Naútico (en concreto, puedes ir a O Pedrouços, un local de pescado fresco que nos recomendó a nosotros una amiga que vive en Lisboa).

 

Pic by @carlosalbaphoto

Probar el mejor pastel de nata de todo Portugal

Cuando decimos que algo es ‘lo más’, no exageramos ni un poco. Si has viajado a Portugal ya imaginamos que has probado (o comido por doquier) los mega famosos pastelitos de nata. Pues bien: después de haber probado todos los que se suponía que eran los mejores de Lisboa, hemos de decir que el de la Fábrica de Los Pasteles de Belem (que está cerquita del MAAT) es el mejor con diferencia. Cremoso, sabroso y el hojaldre… otro rollo. Si encima te lo dan calentito la cosa se pone seria: querrás 10. Entra al local, es súper antiguo y tiene un encanto especial que merece la pena. Si quieres seguir tu ruta para hincharte a pastelitos de nata, además del must que es Fábrica, también te recomendamos la Manteigaria, un cuco local en otra plaza que no te puedes perder: la Praça Luis de Camoes. Dato: aquí puedes acercarte a paseo a Bica, que es la calle más famosa de Lisboa para hacerte la mítica (e indispensable) foto postureta con un tranvía.

 

A Vida Portuguesa / Pic by @carlosalbaphoto

Tiendas locales, productos artesanos y arte emergente en Lisboa

Ir de tiendas en Lisboa es un acierto seguro. Te recomendamos callejear para encontrar las tiendas más alternativas de ropa, diseño e ilustración, decoración, y cualquier producto especial que te apetezca comprar. Molan las tiendas de Chiado y Barrio Alto. Entre ellas A Vida Portuguesa (un espacio inundado de marcas y productos artesanos tradicionales portugueses donde querrás llevarte todo -todo-), Malapata (galería de arte contemporáneo que promueve artistas emergentes y vende láminas de todo tipo de técnicas de pintura), O!galería (otro espacio que apoya a artistas locales), la galería Embaixada (un precioso edificio en formato mercado con tiendas bastante cool) y muchos otros más, como Fabrica Features, 27Lisboa, Nomad Goods o el centro creativo y alternativo por excelencia LX Factory: un laberinto lleno de pequeñas naves industriales donde confluyen diferentes tiendas de diseño, gastronomía, moda y cultura. Allí visita la librería Ler Devagar, de techos altos y sin hueco para un solo libro más. O la que han sentenciado como la mejor tarta de chocolate de Lisboa, de Landeau chocolate cake.

Sad Fact: cuando fuimos a Lisboa acababan de levantar el confinamiento, así que LX Factory (que nos moríamos por visitar) estaba cerrado a cal y canto en un 98%. Por eso poco podemos recomendarte de este sitio. Solo decirte que tiene un rollo Matadero de Madrid pero más comercial, y -por lo que nos han contado- tiene pinta de ser toda una experiencia llena de tiendas alternativas, propuestas muy especiales y ambientazo del bueno (Pandemia, ¡vete ya por favore!).

 

& además …

Praça do Comércio: la Plaza del Comercio es mítica, sí, pero es tan cliché como necesaria. Esta explanada inmensa y preciosa es un símbolo de la ciudad de Lisboa. Allí verás el Arco Triunfal de Via Augusta (con un mirador al que puedes subir para disfrutar de las vistas) o la estatua ecuestre de José I (monarca portugués) que está justo en el centro. Ahora es centro neurálgico y de transporte público por el que pasan muchísimos autobuses y tranvías cada minuto, pero años atrás ha sido testigo de acontecimientos históricos como el atentado contra el rey Carlos y su hijo Luis Felipe (principios siglo XX) o el levantamiento militar en 1974 en la Revolución de los claveles donde se terminó con el régimen salazarista.

Jardim da Estrela: una zona que nos recomendaron y a la que no nos dio tiempo de ir es la de Estrela. Allí está la Basílica de Estrela (merece la pena subir a las cubiertas y disfrutar de las vistas) y el Parque de Estrela. Un combo muy en la línea de los parques lisboetas llenos de vegetación.

Asamblea de la República: la Asamblea es un edificio impresionante en la calle R. de São Bento que no te puedes perder. Está cerca de una heladería tremenda llamada Nannarella o Marquise, una cafetería que te recomendamos más abajo en esta guía.

Tapada da Neccesidades: otro jardín exótico (y tiro porque me toca) que merece la pena visitar porque no es nada conocido y en él llegarás -de fijo- a la desconexión total. Y ya que andas por allí no te olvides de llegar hasta el Miradouro do Largo das Necessidades, precioso mirador para sentarte un rato a disfrutar de buenas vistas.

Fábrica Braço de Prata: esta ex propiedad militar que antiguamente pertenecía al Estado portugués, después de una larga historia se ha convertido en un centro cultural muy molón donde puedes encontrar arte a precios asequibles. Disfrutar de un concierto en una sala llena de libros mientras te tomas una copa nos parece un planazo.

 

Pic by @carlosalbaphoto

Comer&love – Los mejores restaurantes de Lisboa

Ay, Lisboa. Tu comida nos vuelve locos de remate. Y es que cómo no volverse majara si en esta línea de la costa atlántica es donde mejor pescado podemos encontrar del mundo. Si viajas a Portugal hay varios platos de su gastronomía que no puedes dejar pasar. Y aunque también hay restaurantes especializados en carne, aquí lo que manda es el mar. Más concretamente el bacalao en todas sus formas posibles, las sardinas frescas o en lata (latas tan preciosas que hasta da pena abrir), marisco del bueno… y platos típicos a porrón. ¿Quieres saber qué comimos y dónde? Atento, porque boca agua pero ya.

 

Pic by @carlosalbaphoto

Desayunar y brunchear, ¡todo es empezar!

Desayunar en Lisboa es un arte, y hay un montón de locales preciosos (con platos aún más bonitos) para hacerlo. Breakfast, brunch o merienda, no importa. Triunfa el café de especialidad, los platos coloridos (y muy, muy ricos) y las mimosas de media mañana.

 

Pic by @carlosalbaphoto

Seagull Method Café Lisboa: el brunch obligatorio en tu visita a Lisboa

El esquinazo de Seagull en Rua da Palmeira 23 no solo es bonito a morir: además su brunch juega en otra liga. No exageramos ni un poco si decimos que este plato fue de lo mejor que nos llevamos a la boca en todo el viaje: huevo escalfado, buñuelos de maíz con queso, hummus de remolacha, salsa de chile dulce y fotón para tu feed. Real que no somos capaces de superar este plato. Le siguieron unos pancakes cargados con todo lo que se le pueden poner a unos pancakes: aluvión de fruta, muesli y cookies y barios tarritos (con crema de cacahuete, crema de yogur, Nutella y sirope de arce) para volcar por encima en plan guarreo máximo. A parte de esto tienes una carta (no muy extensa) de platos de los que ya te aseguramos que te vas a acordar. Palabra de eat&love ?

R. da Palmeira 23

Precio medio: unos 15 € pp. aprox

 

Heim Café: la hermana de Seagull para seguir desayunando de locos

Heim Café es la hermanísima de Seagull Method, lo que significa que su comida está igual de buena. Aquí lo que se lleva son los platos ultracoloridos, con buenos ingredientes y mucho sabor. Chivatazo eat&love: atento a la nueva cafetería que van a abrir. Se llama Kefi y es un bistró griego con pintaza al que podrás ir en formato desayuno, comida y cena.

R. Santos-O-Velho 2 e 4

Precio medio: unos 15 € pp. aprox

 

Comobá: otro almuerzo con buen café para gozarla

Comer cualquier plato de la carta a cualquier hora del día, eso es todo lo que esperan los adictos al desayuno tardío de un buen local. Comobá, además de ser una cafetería con mucho encanto (y una fachada requetepreciosa), es consciente a todos los niveles: su comida es orgánica (utilizan producto local de Lisboa de pequeños productores), no utilizan plásticos y las servilletas ni si quiera son de papel, ya que usan unas de tela hechas por un artesano de la zona. Cariño, buen hacer y café de especialidad. Dale duro a sus pancakes de matcha.

Rua de S. Paulo 99

Precio medio: 10-15€ pp. aprox

 

& además …

Dear Breakfast (R. Gaivotas 17 y Calçada de São Francisco 35): el nombre ya lo dice todo. Dear Breakfast es una auténtica oda al desayuno, por eso tienen platos para aburrir: huevos en todas sus formas (9 platos diferentes con huevo para ser exactos) y otros platos salados, tortitas, bowls, zumo natural recién hecho y la norma: el buen café. Todo rico, todo bonito. En el local de São Francisco 35 tienen una azotea que se está gloria.

Marquise (R. Nova da Piedade 33): Marquise es una concept-store, cafetería y bakery pequeña, tranquila y con un patio trasero precioso que hará que el desayuno sepa todavía mejor. Hornean pan y repostería. El sitio perfecto para relajarse con un cinnamon roll y ojear algunos muebles.

The Royal Rawness (R. Vale Formoso 9): este local enamora desde que ves las verjas rojas de su fachada, y termina de convencerte cuando te tomas una taza de café. Para empapar pide alguno de sus platos. Visitan sus productores cada pocos meses y van eligiendo cada temporada lo que más les gusta para ir cambiando su carta. Su propuesta tiene una base de platos que mezcla sabores brasileños (por sus antecedentes) y australianos.

Bloom Coffee Room (R. de São Bento 51): de café en café y tiro porque me toca. Bloom es una cafetería llena de frikis de la cafeína, así que es un buen sitio para testear tu amor por ella. Su carta se define como ‘confort food’, por si se te antoja empapar el asunto en un sandwich.

Boutik (R. de São Bento 106D): ¿a quién no le puede gustar pegarse un desayunazo en un local inspirado en el océano? Boutik es cafetería y tienda de surf a la vez. Desde un poké hasta un smoothie, pero siempre con algo en común: productos frescos y platos fotografiables. Si encima cuando terminas puedes fantasear con subirte a una ola y terminar comprando una tabla de surf (o cualquiera de los productos de artesanía que venden) pues día hecho.

Cotidiano Lisboa (Rua do Crucifixo, 2): tostadas, bowl de avena y fruta, huevos, o tortitas: lo que quieras, cuando quieras. Lo que parece la norma de muchas de las cafeterías de Lisboa. Este local de azulejos verdes y neones está muy cerquita del Arco de la Rua Augusta y puede convertirse en una parada perfecta para tomar buen café mientras turisteas por esa zona.

Bettina & Niccòlo Corallo (R. da Escola Politécnica 4): en este local están locos por el buen café y el buen chocolate. Resulta que son una familia con plantación en Santo Tomé y Príncipe, donde tuestan con mimo los granos y elaboran con sus manos cacao de 100%. 80% y 75%. Lo puedes tomar en formato taza caliente, en brownie, en tableta con crema de frambuesa, en stick de chocolate con canela, mezclado con pistacho, relleno de caramelo y cubierto con flor de sal. ¡Maravilla!

Scoop’n Dough (R. das Portas de Santo Antão 78): igual desayunar aquí es un poco ida de manos, pero para una merienda nos parece un sitio goloso como pocos. El Scoop’n Dough es un local familiar especializado en donuts veganos artesanales y helados.

 

Pic by @bjromero

Hotspot de tapeo portugués

Lisboa tiene varios hotspots ideales para tapear en plan informal, y como en Portugal además de buen sabor marino también es tierra de vinos, pues el momento aperitivo se convierte en un gustazo total. Las ciudades portuguesas tienen esa cosa gastro muy del sur de Europa en la que es fácil caer por casualidad en locales donde, casi siempre, se come bastante bien (es lo que tiene nuestro clima estupendo).

 

Tabla de quesos y vino portugués / Pic by @carlosalbaphoto

Graça do Vinho: vino, picoteo y rollazo

Muebles de madera preciosos, ventanales enormes por donde se cuela la luz natural, embutidos artesanos deliciosos y una buena selección de vinos para acompañar. Suena a cuento y así nos pareció pasear por Calçada da Graça y caer de pura casualidad en el número 10. Como ya te contábamos más arriba, esta pequeña vinatería con tanto encanto es la parada perfecta en tu ruta por los miradores del barrio de Alfama. Una buena tabla de quesos, un vino recomendado por su dueño y a seguir el paseo.

Precio medio 15 € – 25 € pp.aprox

Calçada da Graça 10 A B

 

Miss Can: petiscos y monez, ¡venid a nosotros!

Cuqui-sitio a la vista con picoteo en una carta bien reducida, precios bajos y buena materia. No buscamos más, no merecemos menos. Miss Can es una petisqueira especializada en conservas de pescado de la casa (a elegir entre atún, bacalao, caballa o sardinas), en aceite de oliva, con picante o como más te apetezca. El pan es casero, y para acompañar tienen alguna que otra ensalada, vinos y cervezas.

Precio medio 10 – 15 € pp.aprox

Largo do Contador Mor 17

 

Sol e Pesca: de tienda antigua de pesca a bar de conservas

Lisboa tiene una calle coloreada de rosa que por la noche es epicentro nacional de copeteo. Y ahí justo es donde está Sol e Pesca (aunque nosotros te recomendamos ir de día a picotear). En este bar vas a ver hilos, cañas, cebos, redes y otros artículos de pesca aportando todo el rollo del mundo: una buena forma de conservar la esencia de la antigua tienda de pesca que antes ocupaba el mismo espacio. El sitio es perfecto para pincharse su famoso jamón de atún o ‘muxama” que lo llaman, además de todo tipo de latas portuguesas de buen pescado. Trucha, chicharro, sardina y cómo no, ¡bacalao! Para mojar vinos nacionales y pan de Alentejo (un pueblo famoso por sus panes de larga fermentación).

Precio medio 10 – 15 € pp.aprox

Rua Nova do Carvalho, 44

 

& además …

Lojas das Conservas (Rua do Arsenal 130): la tienda donde querrás comprar todas las conservas que venden. Por su packaging lleno de colores y por su sabor, claro. Atún, anguila, caballa, chicharro y cómo no, ¡sardinas! Venden distintas marcas, entre ellas Belamar, Briosa, Cofisa, Comur, Conserveira do Sul, Portugal Norte, Poveira o Ramirez. No estamos seguros de que puedas comerte ahí tu lata porque cuando nosotros fuimos estaba cerrado, pero la visita a comprar unas cuantas es más que obligada.

A Nossa Casa (R. da Atalaia 31): un local acogedor y de gente simpática donde sentarte a cenar, pero con buena carta de petiscos si queremos echar un picoteo rápido.

Tapa Bucho Gastrobar (R. dos Mouros 19): cocina en formato petiscos para compartir en Barrio Alto. Tapa Bucho es un local pequeño y majetón donde probar tempura de bacalao o unas croquetas de tinta de calamar.

Tapiscos (R. Dom Pedro V 81): un local más modernete, con cocina abierta y una carta que baila entre la gastronomía portuguesa y la catalana (sí, has leído bien). El chef Henrique Sá Pessoa está a los mandos de una cocina llena de platos perfectos para compartir y probar un poquiño de tó.

Casa da India (Rua do Loreto 51): Este cutrebar de marisco junto a la Plaza de Luís de Camões es el típico sitio de batalla al que vas a comerte unas raciones y una copa de vino sin mirar atrás. Te sientan, eliges, te pringas un poco y avanzas al siguiente bar. Si lo que quieres es una comida formal, no vayas. Su cocina no es nada del otro mundo, pero el sitio conserva autenticidad y por eso nos lanzamos a probarlo. Nuestra recomendación: pide la sopa de espinacas con huevo y un toque de cilantro, está muuuy rica y entra genial con el tinto de la casa.

 

Pic by @carlosalbaphoto

Comer y cenar

Es verdad: desayunar varias veces al día y picotear con una copa de vino nos pierde a otro nivel. Pero cuando aprieta el hambre a medio día o a la hora de cenar no hay quién nos pare hasta que encontramos un buen sitio en el que acomodarnos y jalar como Dios manda (sobremesa incluida). En Lisboa, que son primos-hermanos nuestros, tienen mucho que ofrecer, y aunque las distancias (y sus horarios -allí se come un poquito antes-) nos trastocaron un poquito algunos planes foodies, al final lo disfrutamos mucho. Por eso vamos a chivarte algunos de los sitios que probamos, en su mayoría con opciones vegetarianas para que Carlos pudiese comer. Y a los que no pudimos… también te los vamos a contar, por si quieres probar alguno y contarnos la experiencia luego ?

 

Ensalada de garbanzos, bacalao, huevo, cebolla y pimentón / Pic by @bjromero

Taberna da Rua das Flores: tradición portuguesa en una cuca taberna del centro

En esta pequeña taberna viejuna (y molona) cerca del Largo do Chiado se come requetebien. Derrocha autenticidad por todos sus poros y nos pareció un local muy sencillo y bonito para pasar una comida o cena agradable, sin pretensiones. En el interior verás mucha madera, muebles vintage, lámparas de cristal y vitrinas llenas de vino portugués. ¿La cocina? Gastronomía típica portuguesa de norte a sur, de toda la vida, pero con pequeños giros inesperados más contemporáneos. En su pizarra verás una selección del día de picoteo y también de platos más contundentes, entre los que ofrecen cositas como el atún fresco en sésamo, las almejas, la ensalada de bacalao (con garbanzos, cebolla morada, huevo duro y pimentón) o las tostas de sardina (sencillas pero riquísimas). Todo se elabora con producto fresco del día, del bueno, y al gusto de las ideas del chef. ¿El sabor? Para repetir.

Precio medio: 15-20 € pp.aprox

Rua das Flores 103

 

Arroz caldoso de marisco.

Uma: el arroz caldoso de marisco más bueno (y barato) del centro

Uma es una marisquería que solamente tiene un plato en la carta, y ya podemos asegurarte que no le hace falta tener más. El rey de la baraja aquí es el arroz caldoso de marisco. Te lo sirve el señor más majo y lisboeta de la vida, y si cuando te saca él mismo a la mesa el puchero le dices que os hagáis juntos una foto, el hombre, todo majo, accede. Su especialidad lleva gambas, almejas, mejillones, navajas y bogavante. El banquete sale a 11€ y el placer de comerlo es infinito. No vas a zamparte un plato así por ese precio en toda la ciudad. Palabra de eat&lover.

Precio medio: 11€ el arroz, 14€ pp.aprox con bebida.

R. dos Sapateiros 177 (ojo -> la fachada de este local estaba en obras cuando nosotros fuimos y servían el arroz en un local de la calle de alado que se llama Loja das Conservas)

*Aviso a navegantes: nos comentan por pinganillo que ahora que ya apenas hay restricciones por COVID el local se abarrota demasiado, ¡mucho cuidado con las distancias y si no estáis seguros tened otro restaurante en la recámara! Nosotros cuando lo visitamos acababan de levantar uno de sus confinamientos, el local estaba medio cerrado y nos trasladaron a la terraza de un local vecino a cenar, por lo que no vivimos ninguna situación incómoda. Esperamos que cuando vayáis podáis disfrutarlo tanto como nosotros!

 

Pic by @bjromero

Plant Base: el colectivo vegano más modernete de Lisboa

Si quieres cocina vegana Plant Base es tu sitio. Se trata de un colectivo de diferentes proyectos gastronómicos veganos que han unido fuerzas en un solo local. Los tacos orgánicos de setas con cebolla, ajo braseado y salsa mexican truffle estaban de muerte. Pero además en su horno no dejaban de hacer pizzas que olían estupendamente.

Precio medio: 15-20€ pp.aprox

Rua da Oliveira ao Carmo 9

 

& además …

Ponto Final (R. do Ginjal 72, 2800-285 Almada): Ponto Final es una de las visitas obligadas para ir a comer. No fueron pocas las veces que nos recomendaron cruzar el puente del 25 de abril para ir a probarlo, pero los planes que teníamos no nos dejaron (había que cruzar en ferry y no nos dio tiempo). El sitio tiene una pintaza tremenda y una terraza pesiosa con vistas al río así que en el siguiente viaje iremos fijo. ¿Qué se come aquí? Pues un delicioso bacalao, lenguado, caldereta de rape y, básicamente, cualquier pescado que venga del Atlántico.

Bistro 100 maneiras (Rua do Teixeira 39): Si estáis de Estrella Michelín podéis ir a probar 100 Maneiras, el restaurante de cocina creativa que elabora el chef bosnio Ljubomir Stanisic. Su propuesta gastro se puede saborear en forma de menú degustación y en ella siempre encontraremos guiños a sus orígenes y tintes a su Lisboa querida, la ciudad que le catapultó a la fama en los fogones.

The Decadente (R. de São Pedro de Alcântara 81): *Aviso al foodie: de momento está cerrado hasta finales de septiembre de 2021 —> dentro del hotel The Independente encontrarás The Decadente, un restaurante modernete, de esos en los que mola estar. Lámparas preciosas, paredes con libros y una terraza interior tipo invernadero ideal. ¿La comida? Productos frescos de origen local y de temporada, sabores típicos portugueses y una presentación rollo ‘casero’ y bonitísimo. Ojo al giro que le dan a los cócteles, que tienen pinta.

Prado Mercearia (Rua das Pedras Negras, 37): un espacio que visitar en tu viaje para comer y amar en Lisboa, sí o sí. Prado es una preciosa tienda de productazos ‘top’ y bar de vinos naturales que abrió en el antiguo local de Conserveira Lisbonense para abanderar las cosas bien hechas. Un concepto especializado en productos ecológicos donde seleccionan cada ingrediente al milímetro. Quesos, aceite de oliva, embutidos, mermeladas, miel o cualquier plato de su carta. Todo rico, todo precioso.

AO26 Vegan Food Project (R. Vítor Cordon 26): Si eres vegano, vegetariano o ninguna de las dos cosas, tienes que pasarte por AO26 Vegan Food Project. Su carta está llena de productos locales frescos y bien sabrosos. Una comida, una merienda o un copazo, pero siempre con opciones para todo el mundo (intolerantes al gluten y a la lactosa, welcome!).

A Cevicheria (R. Dom Pedro V 129): Es imposible pasar por delante de este local y no querer entrar al ver a un enorme (enorme) pulpo colgando del techo. Pero A cevicheria no solo es un auténtico trozo de carne (pescado, mejor dicho) de Instagram, además en él se cuece algo rico, una mezcla curiosa: ceviches (el plato más famoso de Perú) con un giro a la portuguesa. Si te pasas por aquí no te olvides de pedir un pisco sour, Best compañero para mojar una buena cena con sabor a mar.

Oficina do Duque (Calçada do Duque, 43): este es el ”taller” gastro del chef Rui Rebelo, quién ha creado el concepto de Oficina do Duque defendiendo lo extrardinarias que son realmente las cosas ordinarias, sencillas. Su cocina está llena de productos locales, inspiración portuguesa y guiños a diferentes culturas: bacalao con grelos y broa, pulpo con patata y eneldo, burgers de sepia o rabo de toro rallado con puré de pera y chicharros. ¿La foto para el feed? Su pared llena de utensilios de cocina antiguos.

O Pedrouços (Doca de Belém, 1300-598): un alto en el camino que nos recomendó una amiga en nuestra visita a la parte del río. Ahí en la zona del club Naútico de Lisboa encontrarás O Pedrouços, un restaurante de cocina mediterránea y portuguesa llena de deliciosos platos de pescado fresco (famosos por las sardinas y las gambas). Un vino blanco y un postre que aconsejan: la espuma de chocolate. Las vistas al río son lo más, y el precio y el servicio bastante top.

O Palacio (Rua Prior do Crato 142): un espacio mítico donde los haya para disfrutar a tope de comida local a base de buen pescado y mariscazo. Ojo: nosotros visitamos poquito este tipo de restaurantes porque las opciones vegetarianas para Carlos eran prácticamente nulas, pero cuentan las buenas lenguas que merecen la pena ? Lo tienes cerca del Tapada da Neccesidades del que te hablábamos más arriba, así que es el plan foodie perfecto si andas por la zona.

Toma Lá Dá Cá (Tv. do Sequeiro 38): un local de comida casera bien hecha y a muy buen precio. ¿La carta? Platos típicos, tanto de carne como de pescado, y ellos bien majetes.

Ramiro (Av. Alm. Reis 1): venir a Lisboa y no pasarte a comer mariscazo y pescado del bueno a Ramiro debe de ser casi un insulto, así que te recomendamos al menos una visita. Almejas, navajas, centolla y todo un festín con sabor a mar que no hay que perderse.

Os Cabaças (R. das Gáveas 8): otro restaurante recomendadísimo en la capital portuguesa. Os Cabaças tiene como especialidad el ”naco na pedra”, que son básicamente trozos de carne que te cocinas tú mismo en la mesa, acompañado de arroz y patatas fritas. El bacalao a bras tampoco dejes de pedirlo. ¿El precio? Acorde a la calidad y a la ciudad.

JNcQUOI (Tivoli Forum, Av. da Liberdade 180): postureo ven a mi, que dirían. Este espacio (en el punto de mira de la Guía Michelín) no es solo un restaurante donde sirven platos portugueses e internacionales con producto fresco y de temporada. Además su DeliBar ofrece cocina ligerita con vinos y cócteles junto a una tienda de productos muy top y buena música de fondo. Un aura chill en un lugar chic, con una decoración de foto y esquinas tan especiales como un lifestyle corner llamado JNcQUOI Maison, donde encontrarás una buena selección de objetos, libros, vajillas y otras cositas para la casa.

 

PÃO DE LÓ, pastel típico de la Navidad y la Pascua portuguesas / Pic by @carlosalbaphoto

¿Y el postre?

En eat&love (como bien sabrás si nos sigues desde hace un tiempo) no se perdona el postre. Es más: si se puede, ni se comparte. Somos gochos, así es, y no nos importa. Aquí un dulce casero en formato ”tarta” súper esponjoso y sabroso que había elaborado una señora junto a otros dulces y los vendía en el patio interior del que os hablamos antes, en Casa Do Alentejo. Esto que ves es un PÃO DE LÓ, típico de la Navidad y la Pascua portuguesas. Significa ‘pan de huevos’ y es muy parecido a un bizcocho, pero muchísimo más jugosos (se desmorona todo). Lo que lleva dentro es una suave crema de yema líquida y esta para morir. Para tomarte un helado de locos te recomendamos que te pases por Nannarella, una gelateria romana artesana, donde hacen a mano y con cariño todos sus productos. Otra heladería recomendable es Niva (no pudimos ir, pero nos quedamos con todas las ganas y lloramos al recordarlo).

 

Pic by @carlosalbaphoto

La noche lisboeta

La Calle da Escola Politécnica que continúa por la Rua Dom Pedro V está plagada de bares para cenar, tapear y copetear, y emana un buen rollo gracias a su ambientazo del que es difícil escabullirse se pasas por allí. Si la pillas en atardecer acércate al mirador del Jardín de São Pedro de Alcântara y verás casi toda la ciudad. Si eres (aún) más nocturno te recomendamos La Calle Rosa, llena de bares y terrazas que se peta de juventud, alevosía y copas de cristal. Pero si lo que quieres es tomarte un buen cóctel en un sitio de esos que no se olvidan ve de cabeza al local de la Pharmacia: es la farmacia más antigua de Lisboa y se conserva tal y como era antes, pero con un giro muy cool para tapear y tomarte algo. Otra opción es la azotea del Sky Bar by SEEN (dentro del hotel Tivoli): llena de plantas y con unas vistas increíbles de la ciudad. Otro sitio con vistas y cócteles (tienen picoteo pero no nos vamos a aventurar a recomendarlo) es la azotea TOPO dentro del Centro Comercial Martim Moniz. Tiene un rollo entre modesto e informal, música en directo y vistas a la ciudad.

 

Bea en Hotel Tempo / Pic by @carlosalbaphoto

¿Dónde dormir?

Antes siempre buscábamos Airbnb, ahora solemos preferir hoteles. Primero buscamos en Booking para tener una visión rápida de las opciones y cuando nos gusta uno lo cogemos directamente en la página web del hotel (casi siempre sale más barato). Para nuestra escapada a Lisboa elegimos el Hotel Tempo, un lugar pequeño en un edificio clásico y acogedor que nos encantó. La ubicación no podía ser mejor, ya que está en R. Áurea 259 (entre la mítica Praça Dom Pedro IV y el Ascensor de Santa Justa). Vamos, en todo el meollo del centro, lleno no solo de un montón de puntos culturales y sitios increíbles para visitar, sino también dentro de una zona llena de tiendas y callejuelas en las que poder perdernos.

Las habitaciones del hotel nos encantaron: eran peques y cucas de techos altos, suelos de madera, ventanas que miraban a las preciosas fachadas y un corner donde nos sentábamos a pasar y editar fotos (la realidad detrás de este trabajo que nunca se ve en Instagram). El desayuno entraba en el precio, y aunque en realidad nos moríamos de ganas de probar tooodas las cafeterías habidas y por haber de la ciudad, más de una mañana sucumbimos al clásico ‘me levanto y me atiborro en el buffet libre’ más visceral que existe. El morro fino se entrena, pero el desayuno de hotel es de vieja escuela y eso a cualquiera le pierde, ¿no?

 

Carlos en Hotel Tempo / Pic by @bjromero

The Independiente Hostels & Suits: este hotel es del mismo concepto del que te hablábamos más arriba (el restaurante The Decadente), y si mola para comer, mola para dormir (o no, pero en este caso sí). Está ubicado en un edificio histórico de Bairro Alto, junto al funicular de la Gloria y su decoración tiene un rollo vintage genial. Mobiliario de época con todo tipo de comodidades de la vida modelna. Muy cerquita de tiendas y bares.

York House: si lo que quieres es un oasis de desconexión sin salir del centro de la ciudad York House es tu sitio. Ubicado en el Convento de los Marianos, en él te vas a encontrar con escaleras de piedra, árboles, plantas y un patio jardín en el que poder evadirte a leer un libro y tomarte un café. Las habitaciones son de todo tipo, y van de la más clásica (con un rollo viejuno de esos que nos gustan) a la más contemporánea.

Hotel Memmo Alfama: las habitaciones de este hotel son un poco asépticas (aunque estamos seguros de que igualmente acogedoras), pero el resto tiene un diseño minimalista (lleno de sillas que querrás llevarte a tu salón) de los que te hacen imaginar que vives en la casa de un diseñador. La azotea con terraza y vistas panorámicas al Rio Tajo (y al barrio de Alfama, donde está ubicado) son otro de sus puntos fuertes.

Brown’s Central Hotel: este hotel es bastante curioso, pero mola. Lleno de objetos y decoración muy peculiar, moderno y antiguo a la vez, y con áreas comunes (un bar precioso perfecto para pedirte un cóctel) donde reciben exposiciones y artistas. Esta ubicado cerca de Rossio y del Terreiro do Paço (Praça do Comércio).

 

Bea y Carlos en la Torre de Belem

 

Y con esto, y un bizcocho, nos despedimos hasta la próxima guía disfrutona. ¿Te han gustado nuestras recomendaciones? ¿Nos hemos dejado algo? ¿Tienes alguna duda? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!

 


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