¡Oh! ¡Señor nuestro que estás en la terraza! Esperando estábamos como agua de mayo (embutidos en un chubasquero, la verdad sea dicha) a que el caloret nos hiciera el salto del tigre y nos guiara por el buen camino de la jarana con la que poder hacer -un poquito más si cabe- el mal. Ahora que el verano aporrea nuestra puerta los eatandlovers estamos living con la manga corta, el solecito socarrón y la tontería… ¡Ay! Y qué tontería, amigo: la que nos sale cada vez que pedimos un vermouth, nuestra ‘’pócima’’ favorita, la que saca nuestro lado más felino y se acerca a la mesa en un vaso con hielo y aceitunas. Pensarás que nos estamos volviendo locos con el aperitivo, y seguramente tengas razón. Pero, ¡qué carajo! Volvámonos locos en condiciones. Porque no es fácil encontrar un vermut que apetezca a cualquier hora del día y hemos dado con uno que por fin está a la altura. Se llama Belsazar, tiene todo el rollazo berlinés que necesita tu cuerpo serrano y podrás tomarlo cuando quieras sin excusa que valga. Hoy, disfrutón, toma nota de la ruta del vermuteo y ‘moloneo’ que tienes que hacer pero ya. ¿Estás listo? Rayos de sol, ¡venid a por nosotros!

 

 

Si no lo conocías, estás de suerte: a nosotros nos ha flipado, y a ti seguro que te va a engatusar pero bien. Belsazar es el concepto creado por los alemanes Max Wagner y Sebastian Brack, pero su nombre se lo deben al ‘abuelillo’ que abrió la destilería en 1984: Baltasar. Para colmo, la palabra ‘vermut’ viene del alemán ‘ajenjo’ (el ingrediente principal, el que le otorga ese ‘’amargor’’ tan amado y odiado a la vez). Una marca que en sí misma ya echa raíces, pero que maneja el arte del ‘molar’ como pocas.

Que sea la marca de vermouth de moda en Berlín no es casualidad, y es que la capital alemana siempre es sinónimo de vanguardismo, de planes alternativos y de vitalidad en estado puro. Por eso, además de historia, Belsazar tiene ese gancho tan chic de forma intrínseca que a nosotros tanto nos pone (no nos olvidemos que el berlinés no se hace moderno, nace siéndolo, ¿eh?). Un vermouth que nació hace ya 5 años y que ha llegado a Madrid diciendo ‘chao’ a todo convencionalismo. Sin casposidad, cosmopolita y ‘sanote’, y es que lleva mucha menos cantidad de azúcar de lo que estamos acostumbrados.

 

 

¿Y esto por qué? Fácil. Porque cuando se utiliza la mejor materia prima para su elaboración, queda muy poquito margen de error. Los ingredientes de Belsazar son la crème de la crème. Lo hacen con los aguardientes más especiales y exclusivos que se destilan en Alemania, y para cada referencia emplean una variante distinta. Siempre trabajan con buenos vinos de regiones del sur de Baden, en plena Selva Negra. Así es como han hecho cuatro deliciosas (y sobre todo, versátiles) variedades: Rosé, White, Red y Dry. Que cuentan con sus propios macerados y consisten en extractos de hierbas, especias y flores que dan como resultado sabores y aromas únicos. Cada uno tiene personalidad propia, acorde a un momento del día diferente. Por eso nos mola, porque nos permite tomar nuestra bebida favorita cuando apetezca.

Sin más rodeos nos vamos a lo importante: dónde tomarse 4 cócteles de escándalo a base de vermouth Belsazar. Te chivamos la ruta definitiva, la que empieza de mañaneo y termina cuando tú quieras ?

 

 

– RUTA BELSAZAR, VERMOUTH A VERMOUTH –

 

 

Rosé: Un vaso de ‘’verano’’ con hielo, ¡por favor!

Primero aterriza en Chueca (nuestro amado barrio del alma) y dirígete hacia el ONLY YOU. Sí, esa fantasía convertida en hotel que nos vuelve locos. Encarámate a su barra (o en alguno de sus sofás) y pídeles tu gilda con un Belsazar Rosé. Un rosado que te van a preparar con dos tercios de tónica y que es ideal para primerizos del vermut. ¿Y a qué sabe? A gloria, porque nos lo terminamos en cuestión de minutos. Con aromas a pomelo rosado, naranjas de Sevilla, azahar, grosella y frambuesa. Muy top. Diferente y fresquito, genial para el calorcito que se viene. Como dato curioso, el rosado es el único de los cuatro que viene de cultivo biodinámico. Es decir, cultivado según los astros lunares, nada de productos químicos. Natural al 100%.

 

2. Dry: un golpe en seco de glamour

Bien sabido es que un golpe en seco en tu forma de ser siempre da personalidad, y lo mismo pasa con el buen vermouth. Con las brutales vistas a Madrid desde Picalagartos Sky Bar nos tomamos sin intención de aflojar el ritmo este Belsazar Dry non-classic que sirven con ginebra (y brandy para fortificar). Te va a engatusar, no solo por sus 19º de alcohol -el más elevado de la familia Belsazar-, sino por su fuerza aromática a base de frutas veraniegas, manzanilla y levadura fresca, pero donde diferenciarás bien los toques amargos como el de la genciana, la naranja de Sevilla, la quina, el cilantro y la absenta. Una bomba bien fresquita que te sirven con su aceituna y que va genial a los que se atreven con un vermut de verdad.

 

 

3. White: tu ‘yo’ más dulce

Vale, los vermuts dulzones también nos gustan. El Belsazar White, más concretamente, es muy parecido a acompañar una comida con un vino dulce, pero mejor. Sube a la preciosa y colonial terraza del hotel Hyatt para volverte a enamorar de la Gran Vía madrileña y, si te mola la vainilla, acompaña el momentazo con una copa de White que no se mezcla, se toma solo (y no le hace falta más, ¿eh?) y bien frío. Con aromas dulzones pero suaves, sabor a vainilla y notas de melocotón seco y naranja (además de las hierbas y especias, claro). Ojo al dato, que aquí van 180 gr de azúcar siendo el Belsazar más goloso y que encaja como anillo al dedo con postres cítricos (pero vamos, que con unas buenas tapas le va que ni pintado).

 

 

4. Red: el final perfecto

Belsazar Red es agridulce y complejo, pero delicioso (si sabes como servirlo, of course). Un vermut con aromas a vainilla, caramelo, naranja confitada, chocolate amargo (oh, sí) y especias como la nuez moscada o la canela. ¿El cóctel estrella? El espresso martini, ideal para postres y meriendas. Una mezcla perfecta entre dulzor y amargor que queda súper sabroso (y suave, aunque pueda no parcértelo). Más concretamente nos pierde el que te preparan en la última parada de la ruta en el restaurante-vinatería Angelita (un must en Chueca si eres fan del vino y de la buena coctelería, como ya te contamos en nuestro post de mejores vinaterías de Madrid). Lo que estos chicos te hacen en una copa es Gloria Bendita y con su Belsazar Red no iba a ser menos. Con sus 4-5 gradetes (parecido a la ceveza) te lo sirven a base de licor de café artesano elaborado por ellos mismos (endulzado con agua de coco y estevia) y espresso, coronado con unos granos de café. El broche final perfecto para una ruta de 10.

 

No olvides que puedes pasarte por todos estos locales y pedir un Belsazar (solo los valientes completarán la ruta, pero sabemos que tú, querido lector, lo eres ? ) Y con esto, y cuatro gildas, ¡nos despedimos hasta la próxima! ¡Chin chin!

*Este post ha sido patrocinado por nuestros amigos de Belsazar. Con todo, lo hemos escrito, como siempre, con el corazón: nunca te recomendaríamos algo que no nos enamorase. Palabra de disfrutones ?

 

---