Clases de prevención de infartos o, como mínimo, un cursillo básico de primeros auxilios. Eso es lo que deberían ofrecer en el Obrador San Francisco cada vez que te venden un panquemao. Por lo que pueda pasar. Y es que vamos a hablar claro: a todos nos gusta comer bien, ¿no? Si no, tú no estarías aquí leyendo esto, ni nosotros hablándote de comida. Pero lo que hoy venimos a contarte no tiene que ver con ‘comer’ y ya está. Tiene que ver con probar un bocado de lo que sea que compres en esta panadería de La Latina y poner automáticamente tus ojos en blanco. Algo que no pasa todos los días, pero que cuando ocurre, los eatandlovers sentimos la imperiosa necesidad de gritarlo a los cuatro vientos. No importa si eres un crío de colegio, una señora de bien, un principiante o un yonki de la masa madre. Agarra machetes porque hoy venimos a enseñarte el proyecto de Antonio Ramos (ex Panic) que ha revolucionado a todo el gallinero con este local (que, por cierto, ya incluimos en nuestra lista de mejores panaderías de Madrid) ¡Dale!

 

eat&lovers

La amabilidad de Juana y el desparpajo de Antonio, creadores del Obrador San Francisco, hacen que en cuestión de segundos te sientas como en casa. Y cómo mola cuando la gente no se esconde, es como es, y encima te deja entrar hasta el horno del asunto, ¿no? ? Aquí el buen rollo y las ganas por hacer las cosas bien se huelen casi antes que su pan (y mira que es difícil, porque ese aroma inconfundible te envuelve desde unos cuantos metros antes de llegar al local).

Antonio Ramos es un chico de Castellón que no era panadero, pero que sabía lo que era la miga de verdad. Así que se vino a Madrid y empezó a colonizar la ciudad horneando en aquel ya legendario Panic. Allí estuvo tres años y, hace solo dos, decidió montar con su chica la panadería que revolucionaría a más de una señora en La Latina. Y aquí, en su obrador, no solo vende muchísimo pan diariamente, sino que reparte a restaurantes en bicicleta (su pan de molde lo catamos -y morimos, tal cual- en las french toast de Acid Café y en un delicioso postre de RIB Casa de la Carnicería donde lo empapaban en vermut).

 

food&love

Aquí se hace pan a lo hardcore. De los que te metes en la boca en cualquier formato y te hacen volar: trigo blanco, trigo con semillas, pagés, trigo integral, pistolas, chapata clásica o con aceitunas, espelta, espelta con semillas o centeno integral. Pero luego tienen algunos panes especiales que lo petan y mucho. Como el maiceno (mezcla de maíz y centeno), pan de tomate, el picajo de ajos asados y chile habanero (Dios ten piedad), gotland (con naranja, cardamomo y crem fresh), nueces y pasas, de miso (¿hola?) o de cebolla. Ahí es na.

Sobra decir que todas estas jodi*** maravillas se elaboran de forma artesanal en el obrador a vista de la tienda mediante largas fermentaciones (de 24 a 48 horas) e ingredientes ecológicos (como su masa madre natural). El resultado es una barra crujiente por fuera, esponjosa por dentro y perfecta en general.

¿Hay parte dulce? Claro, y también las elaboran nivel Dios. Ofrecen los Guritos (bollos de mantequilla al estilo de Bilbao) que hacen los viernes, las cookies con choco, los rollos de canela o los lazos. Además no se olvidan de su riquísimo pan de molde (solo miércoles y jueves, mejor por encargo), molletes, bagels, cocas de tomate o panes de hamburguesa. Nosotros flipamos muy duro con el panquemao, que es un bollito que invade la tienda (venden 300 al día) y que para hacerlo utilizan solo aceite, huevo, azúcar y harina. No te has comido algo tan esponjoso en tu vida, ¡palabra!

Aún estamos extasiados y con la chaqueta manchada de harina, pero ver su obrador por dentro y el cariño que le ponen a cada pieza mereció mucho la pena. Ve, panarras, ve. Que vas a flipar ?

 

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